Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
Redes Sociales
economia

De regreso al futuro

" Abstenerse del goce a nuestro alcance, o buscar resultados distantes y no inmediatos, son algunos de los ejercicios más duros para la voluntad humana". Nassau William Senior,  Economista (1790-1864)

¿Cuál decisión económica te hubiese gustado tomar 10 años atrás? La pregunta es difícil, sobre todo por lo fácil y obvio que son las respuestas. Pero hay mucho de este ejercicio que debemos aprovechar para aprender de errores propios y ajenos.

En la gráfica mostramos los resultados de una encuesta realizada en las redes sociales de Argentarium. No cabe la menor duda que la primera, "Ahorrar más", ganó el trofeo de la lección evidente que muchos preferimos ignorar. Luego veremos por qué.

Para Víctor, la decisión no tomada fue: "Ahorrar por lo menos el 10% de mis ganancias". Yokasty sugería ese 10% "y un 30% en diciembre con los bonos". Muchos, como Carlos y Ruddy, insistían en la importancia de crear el "hábito" del ahorro, y Liselotte fue más enfática: "En tres sílabas: A-HO-RRO".

Pensemos en el ahorro como no gastar todo lo que nos ingresa en un momento actual para un momento futuro. El endeudamiento es, en ese sentido, lo inverso: Gastamos lo que no tenemos ahora, porque lo pagaremos (o eso queremos pensar) luego.

Invertir es el siguiente paso después del ahorro: Es, además de no gastar, destinar lo ahorrado a una actividad, sea en el mercado inmobiliario, la bolsa o lo que sea, que tienda a reproducir nuestra reserva. Es poner los talentos a valer, y no enterrarlos inútilmente.

El 70% de las decisiones que los encuestados hubiesen querido tomar giran en torno a esta confrontación de nuestro ser actual y nuestro ser futuro: el que ahorra o invierte para el futuro versus el que gasta o se endeuda en el presente.

Existe, como ya han estudiado muchos economistas (como William en 1836) una "miopía temporal" que engrandece el presente por encima del futuro, aunque en ambos tiempos seamos la misma persona.

No hay mayor miope (y estúpido, lo digo por experiencia), que el fumador que valora más el vacuo bocado de humo y prefiere ignorar, por verlo distante en el tiempo y hasta ajeno, el cáncer de pulmón o garganta que tarde o temprano lo matará.

Exactamente lo mismo ocurre con el Juan Palotes, que se desboca "explotando" una tarjeta de crédito sin la más mínima idea de cómo pagarla cuando llegue el estado. Como Palotes, muchos nos desbocamos: Por falta de voluntad, por ignorancia o, simplemente, irresponsabilidad con nosotros mismos y nuestros relacionados.



La persona de espejo

Resistir cualquier tentación es difícil. Para muchos es casi un instinto básico: Mi bienestar ahora, que luego no estoy seguro que estaré vivo. "Mañana se encargará del mañana..." Hasta que llega el mañana, y eres incapaz de pagar tus deudas o envejecer tranquilamente.

Un primer ejercicio, desarrollado por Hershfield, Goldstein y el Nobel Sharpe, es lograr "conectar" el presente con el futuro y, de ser posible, hasta entablar una conversación y negociación con ese que vemos en el espejo, y que puede ser el "yo" en 10, 15 o 25 años.

Quizás logremos esta dinámica viéndonos en el reflejo de nuestros padres, cuestionando si queremos llegar a la vejez como ellos, replicando las buenas (o malas, dependerá) conductas que determinaron su situación actual.

Podemos vernos en nuestro propio espejo de 10 años atrás, y asegurarnos de que no estemos repitiendo, en el presente, los mismos errores de antes. Errar una vez puede ser de sabios, ¡pero repetir dos veces el mismos error es de necios!

Tenemos que entender que lo que hacemos ahora, hasta el simple hecho de ahorrar un 1% de nuestros ingresos, puede tener una repercusión de vida o muerte para nosotros mismos... En el futuro.

Como superar la tentación es difícil, mientras menos nos expongamos a ella, mejor la doblegaremos. Esto podría implicar, para algunos, evitar la tarjeta de crédito, obligarnos a pagar una póliza de seguro de vida con ahorro, tomar decisiones financieras de forma reflexiva y siempre mancomunadamente o comprometernos con un plan de ahorro, cuyo aporte se deducirá de nuestros ingresos de forma automática.

Finalmente, es importante recordar que nunca es tarde para comenzar. Ronald Reagan y Golda Meir llegaron a la presidencia de EE.UU. e Israel a los 70 años. Nelson Mandela tenía 74 años. Muchos lograron algunas de sus más grandes obras luego de los 80 años, como Picasso, Tolstoi, Goethe, Miguel Angel, Da Vinci y Benjamin Franklin, y eso que la longevidad promedio de entonces era mucho más baja que la actual.

Veámosnos, pues, en nuestro propio espejo. Imáginate que en 2044 te pregunte: ¿Cuál decisión económica te hubiese gustado tomar 30 años atrás?

Respóndela. Ahora.

afw@argentarium.com