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Anderson y sorteo de nativos

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Anderson y sorteo de nativos
Leonardo Matos Berrido

"Quien defiende los colores de su equipo con violencia, desconoce cuál es el significado de la palabra deporte".

La decisión que tomó ayer Anderson Hernández de no participar en el Todos Contra Todos con las Águilas Cibaeñas, favorece la posición que he mantenido sobre el sorteo de jugadores nativos desde hace dos años. En diciembre del 2011 y el 24 de diciembre del 2012 escribí lo siguiente: "El sorteo de nativos es un solemne desatino. Usted se imagina a Boston cediéndole jugadores a los Yanquis, al Real Madrid al Barcelona o los Esquivadores a los Gigantes para que logren una corona. La rivalidad es competencia, y si bien es cierto que el béisbol es un negocio, el mismo tiene un alto índice de pasión, por lo tanto, no se puede jugar ni con el sentimiento del jugador, pero mucho menos del fanático".

Antes de conocerse la decisión de Hernández recibí este correo de Norge Isaac Gómez Almonte: "Bienvenido, soy un seguidor de tus publicaciones de Diario Libre y un liceísta hasta la taza. Es muy desagradable esa regla de la Lidom. Ver a Anderson Hernández con el uniforme amarillo, es algo muy desagradable para los fanáticos liceístas. Eso de la Liga es un relajo, no me opongo a que sorteen los importados, pero a los nativos y, más al líder en hits, un jugador del Licey, eso no va a agradar a los fanáticos".

Con esa misiva se entiende que el fanatismo deportivo, sólo es superado por el religioso. Por eso mantengo mi posición de hace dos años, que ese sorteo de nativos debe ser revisado.

El doctor Leonardo Matos Berrido conoce muy bien que los directivos de nuestra pelota son fanáticos, no empresarios, y eso se vio en el sorteo cuando los directivos del Escogido llegaron con una franela donde se leía "Duro de matar". Una muestra de fanatismo. Winston Churchill lo dijo bien claro: "Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema", y con esa premisa es que se maneja nuestro béisbol.

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