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Olivo, Thompson y Escribano

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Olivo, Thompson y Escribano
Guayubín Olivo

"No hay nada permanente en este malvado mundo, ni siquiera nuestros problemas." Charles Chaplin

La "Pelota de Verano" comprendió cuatro torneos 1951, 52, 53 y 54. Esa etapa conocida de "románticismo", fue una época donde los jugadores se entregaban en cuerpo y alma, y para los fanáticos cada juego era un culto a la pasión.

Un hecho que pasó del estadio, a la Policía, a la justicia y los medios, sucedió el 22 de julio de 1951 en un partido de Licey y Estrellas Orientales, en San Pedro de Macorís. En el octavo, Guayubín Olivo, en rol de relevo, lanzaba las serpentinas añiles, en juego parejo a trece carreras en el noveno episodio.

Canín Zabala, al bate por los paquidermos, Olivo le hizo un pitcheo que mordió la parte negra del plato, pero el árbitro Billy Thompson apreció que estaba fuera la zona, y cantó bola. De haber sido strike, Canín hubiese sido ponchado. Guayubín salió como un misil para el pentágono, y de acuerdo con la reseña de Eduardo Comarazamy en El Caribe, le dijo un rosario de insultos que motivó su expulsión.

Olivo estaba como un toro miura, y le lanzó la pelota a Thompson en la cara, que rodó por el suelo. El caos se adueñó del viejo estadio oriental, obligando a la Policía Nacional a intervenir, y "El Guayubo" fue detenido.

La directiva del Licey anunció la suspensión de Olivo por dos semanas sin disfrute de sueldo, pero la Comisión Nacional de Béisbol dirigida por Rodolfo Bonetti Burgos lo expulsó del campeonato.

La respuesta del Licey a la sanción del comisionado fue anunciar su retiro del torneo.

En los mentideros deportivos unos aplaudían a Olivo y otros lo condenaban.

El 23 de julio de 1951, Guayubín en una carta pública en El Caribe le ofreció sus excusas al árbitro Thompson. "Quienes conocen mi carácter y mi conducta comprenderán que lo sucedido no tiene más explicación que la de una incontenible explosión emocional a que estuve sometido en el juego".

El Caribe, en vista que el hecho que se había convertido en el pan nuestro, buscó la reacción de los aficionados sobre la excusa de Guayubín.

Uno de los entrevistados fue Rafael Tavárez Labrador, don Paco Escribano: "No me hable de pelota, ni de política. El caso de Guayubín a mi entender quedó sancionado con la carta de excusa que dirigió a Thompson, porque el perdón centuplica la grandeza cuando el pecador lo ha pedido".

Y agregó don Paco: "Si en Jarabacoa cayera nieve, y se le enredarán los esquíes al de alante, y se matara el de atrás. ¿Qué haría la Comisión Nacional de Béisbol, por lo menos mandaría a la silla eléctrica al delantero? A pesar de ser un escogidista con cinco "R", estoy dispuesto a abogar por el Tigre cuando éste se lo merece".

Twitter: @bienvenidorv