La motoambulancia de Cupey
Diario Libre
SANTO DOMINGO.- Máximo Beato -Caifa- es un policía retirado (1992) que vive junto a su familia en la comunidad de Cupey, Bayaguana. Para sobrevivir adquirió una motocicleta y más que el motoconchista del pueblo, se ha convertido en ambulancia de dos ruedas.
Debido al pésimo estado de la carretera, no hay vehículo de bajo cilindraje que penetre a Cupey. Al ver que los comunitarios se morían por no tener ambulancia, Caifa decidió disponer de su motocicleta para transportar a los enfermos; desde entonces ha salvado más de 100 vidas.
Su vehículo es un Suzuki 100 de los que comúnmente se ven en las esquinas capitalinas. Todavía debe algunas cuotas para completar el pago del motor, aunque por el uso que le da quizás no le dure por mucho tiempo.
Los compueblanos se sienten muy agradecidos de Máximo. De las más de 100 personas que ha salvado, hay dos que no pudieron llegar a tiempo al hospital más cercano, a unos 10 kilómetros de distancia, y murieron.
Y para colmo, a los que necesitan del auxilio de Caifa él no le cobra por el servicio. Por la mañana se gana la vida como motoconcho, pero ese oficio no le genera tanta gratificación como ser la ambulancia de la zona.
En los años que tuvo en la Policía no logró acumular fortuna porque "el agente que es serio no consigue para hacer casa ni mucha cosa". Caifa tiene problemas en una pierna y la agilidad con que se movía está mermando, aunque precisa que mientras pueda manejar, seguirá siendo la motoambulancia de Cupey.
Debido al pésimo estado de la carretera, no hay vehículo de bajo cilindraje que penetre a Cupey. Al ver que los comunitarios se morían por no tener ambulancia, Caifa decidió disponer de su motocicleta para transportar a los enfermos; desde entonces ha salvado más de 100 vidas.
Su vehículo es un Suzuki 100 de los que comúnmente se ven en las esquinas capitalinas. Todavía debe algunas cuotas para completar el pago del motor, aunque por el uso que le da quizás no le dure por mucho tiempo.
Los compueblanos se sienten muy agradecidos de Máximo. De las más de 100 personas que ha salvado, hay dos que no pudieron llegar a tiempo al hospital más cercano, a unos 10 kilómetros de distancia, y murieron.
Y para colmo, a los que necesitan del auxilio de Caifa él no le cobra por el servicio. Por la mañana se gana la vida como motoconcho, pero ese oficio no le genera tanta gratificación como ser la ambulancia de la zona.
En los años que tuvo en la Policía no logró acumular fortuna porque "el agente que es serio no consigue para hacer casa ni mucha cosa". Caifa tiene problemas en una pierna y la agilidad con que se movía está mermando, aunque precisa que mientras pueda manejar, seguirá siendo la motoambulancia de Cupey.
Diario Libre
Continuar con Google