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Un joven comparte su experiencia de salud en el país

Pasó de un peso de 215 libras a 188, después de tratamiento médico

SANTO DOMINGO. Alexis Mejía es un joven de 21 años de edad, hijo de padres dominicanos, que nació en Brooklyn, Estados Unidos. Aspira a convertirse en detective de homicidio, por eso estudia criminal justice en el Borough of Manhattan Community College, donde pertenece al equipo de béisbol.

Alex, como le gusta que le llamen, acudió a DL para expresar públicamente su agradecimiento a dos médicas dominicanas, que entiende, le salvaron la vida.

Debido a su disciplina deportiva, quería ganar masa muscular, lo que lo condujo a tomar suplementos alimenticios que excedieron las proteínas en su cuerpo y le provocaron daños renales. Hace un año que inició con los síntomas y el pasado mes de abril se agudizó su situación, al punto que los médicos que le asistieron en Estados Unidos le diagnosticaron posible lupus, diabetes y le plantearon la posibilidad de extirparle un riñón.

Todo eso acompañado de una anemia que no le cedía y retención de líquidos que lo mantuvo con las piernas hinchadas.

Ante ese cuadro, Alex pidió a su madre, Juana Mejía, que lo trajera al país, porque creía que su problema era por una inadecuada alimentación y que aquí podría mejorar su dieta, a lo que ella accedió y lo envió a casa de una pariente.

Pasaron unos días y Alex cuenta que empezó a tener vómitos, tos, palidez generalizada y malestar general, por lo que lo ingresan en la unidad de nefrología del hospital Padre Billini, donde le asistieron las doctoras Ana Delis Cáceres y Wanda Rodríguez, quienes para él, le salvaron la vida.

“Nunca tendría con qué pagarle a las doctoras, porque por ellas estoy sano; a mi madre, que siempre estuvo atenta y a todas las personas que me ayudaron”, señaló el joven.

Este lunes, Alex regresa a su casa, en Brooklyn, pero antes de irse quiso compartir su historia con los lectores y dejar el mensaje de que el país cuenta con médicos capacitados, que lograron elevar sus hematócritos de 30 a 39.8, que para el laboratorio clínico que los procesó, está dentro del rango normal; que se va sin hinchazón y con el propósito de orientar y entrenar a los muchachos del vecindario que, al igual que él, practican la pelota.