Al Sur de la Inocencia

Al Sur de la Inocencia quedan los deseos de hacer cine. Una vocación posiblemente irrenunciable en Héctor Valdés.

Destaco en su ópera prima el hecho de ser quizas el primer road movie dominicano. Su aceptable trabajo de fotografía y de dirección de arte, incluyendo vestuario y maquillaje. Creo, sin embargo, que su primer error está en la ausencia de duelo, ante una situación catastrófica que acaba de suceder en la familia: el padre se acaba de suicidar, y la madre va presa.

Los hijos de uno y otro huyen al sur, de farra en farra. La primera parada es en un karaoke. Luego la fiesta se torna cada vez más bizarra, y llegan las drogas y las alucinaciones (quizás uno de los momentos del guión mejor ilustrados), pero luego el viaje continúa al sur, y suceden otras fiestas y bacanales, sin que tan siquiera haya una mínima llamadita a la mamá que está presa. Y uno se pregunta ¿hay algo que justifique la huida?

La Vera de Sarah Jorge León pudo estar mejor asumida, si la entrega como actriz hubiese sido total. Había más de un desnudo justificados, y no están en el filme. Sobre todo el último, donde Perozo (que es a secas Perozo) y Cristian (el mejor performance) lo asumen en Bahía de las Águilas y ella no los sigue. Ese era un punto de inflexión importante en el filme.

La historia de amor entre Sarah y Perozo (sus personajes) pudo servir de columna a la cinta, pero el director lo desaprovecha.

El novio inicial de Sarah (uno de los novios más sosos, amanerados y fatales posible) está de más en la historia que pudo suceder perfectamente sin él. Hay varias escenas que sobran o necesitan justificación: la del huevo en la cocina del hostal. En Bahía las Äguilas ¿cuál es la justificación de la marihuana? Hay un exceso de escenas aéreas.

Ahora, lo que aún estoy tratando de desentrañar es la aparición de Julietta Rodríguez en la película, y el extraño accidente del surfista en la orilla del mar. Que dicho sea, cuando muere Paco, los recién llegados que lo acaban de conocer hace apenas dos días, son más amigos suyos que los de toda la vida. Creo que el viaje al Sur hay que hacerlo de nuevo.

Alfonso Quiñones