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Creen equipo de RD sentó un precedente de deportividad celebrando cetro del Clásico

Saludarse después de partidos no es costumbre del béisbol

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Creen equipo de RD sentó un precedente de deportividad celebrando cetro del Clásico
El conjunto dominicano felicitó a los puertorriqueños después de derrotarlos en la final del certamen mundial.

SANTO DOMINGO. Tom Verducci, escritor senior de CNN Sports Illustrated, destacó el legado que puede dejar la forma en cómo los dominicanos celebraron el cetro del Clásico Mundial de Béisbol.

A continuación, un extracto de la columna de Verducci, co-autor del libro My Yankees Years, de Joe Torre.

Si somos dichosos, la República Dominicana hizo historia el martes en la noche. No, no fue simplemente que ganaron el Clásico Mundial de Béisbol con una victoria 3-0 sobre Puerto Rico en un partido que controlaron desde el primer capítulo. No fue que se convirtió en el primer equipo que se llevó el cetro de forma invicta, desde San Juan a Miami y San Francisco con ocho triunfos y apenas 14 carreras permitidas. No, quizás, ellos nos dieron algo más duradero que títulos y trivias.

Fue lo que los dominicanos hicieron después de una breve celebración que siguió tras el último out: Recorrieron a través del infield y se juntaron con los puertorriqueños en la línea de la primera base, cerca del dugout boricua donde saludaron y abrazaron al equipo perdedor.

Lo que sería aún más hermoso para el mundo del béisbol es que en cada serie de postemporada de las Grandes Ligas, o en series durante la fase regular, terminara con un espectáculo de respeto y espíritu deportivo.

Qué gran legado sería de los dominicanos y puertorriqueños si los saludos de los post juegos se convirtiera en una tradición del béisbol y generaciones pudieran por siempre señalar la final del Clásico 2013 como el momento cuando se estableció este gesto.

"Sí, me gustaría ver esto en las Grandes Ligas", dijo Octavio Dotel. "Muestra que podemos jugar duro y competir unos contra otros, pero al final somos todos familia".

El momento fue tocante para el béisbol del Caribe. La rivalidad entre dominicanos y puertorriqueños ha sido intensa por muchos años durante las temporadas invernales, pero siempre con respeto y un sentido de compatibilidad. Pero Dotel está de acuerdo en que el saludo después del partido puede tener un gran significado mayor que el que tiene en las islas en acción.

"Espero que este sea un mensaje para el resto del béisbol", dijo Dotel.

Apenas dos noches antes (el domingo), Japón ofreció su propia versión de civismo y deportividad. Tras caer ante Puerto Rico en semifinal, los japoneses hicieron una fila en la línea de tercera e hicieron su saludo tradicional al ganador y luego a los fanáticos.

Es un orificio grande cuando se piensa en el juego americano. Los equipos se saludan en cada partido aficionado y en otros deportes también, como el golf y el tenis.

Pero cuando un jugador pasa al profesionalismo literalmente da la espalda al equipo al que enfrenta.

Aún los chicos de quinto y sexto grado saben que esto debe cambiar. En 2005, estudiantes del Merriam School en Acton, Massachusetts, pidieron a los Yanquis y Medias Rojas que comienzan el Día Inaugural de la temporada con un saludo. El dirigente de Boston para ese entonces, Terry Francona, dijo que dependía de los jugadores. "No voy a ponerlos a hacer eso", dijo.

Ya en el partido, los poco más de 40 niños se reunieron en una aula de clase para ver la introducción de los jugadores. Los niños cantaban; "Saludos, saludos, saludos". Pero los jugadores se dieron la espalda al equipo rival y retornaron a sus dugouts. Nada cambió.

Los dirigentes se saludan cuando las alineaciones son anunciadas y los bateadores a menudo saludan a los receptores antes de su primer turno en los partidos. Bien. Un saludo o abrazo después de las series lo haría mucho mejor.

Los dominicanos jugaron con sonrisas y fervor. Mostraron que se puede jugar fuerte y aún así divertirse.

Una de las mentiras más grandes del torneo fue que "algunas personas", especialmente los estadounidenses, estaban molestos con la manera en la que los jugadores dominicanos celebraban los ponches, hits y carreras. No fue una historia mediática, un robo a un titular rápido.

Como dijo Joe Torre, dirigente del equipo de los Estados Unidos, ellos (los dominicanos) jugaron con pasión y nunca enfocaron su exuberancia al rostro del oponente. Torre no tuvo problemas con la forma en cómo jugaron los dominicanos. Ningún jugador entrevistado tuvo problemas con eso. Fue uno de los chistes del torneo.

Los dominicanos tuvieron todo el derecho de disfrutar el Clásico. Dominaron mientras cantaban canciones en el dugout y mostraban un ramillete de plátano.

El bullpen dominicano cerró el torneo con 25 entradas y dos tercios sin permitir carreras. José Reyes jugó cada entrada como si sus pantalones estuviesen encendidos. Fernando Rodney, con su plátano enganchado, fue una amenaza tanto en el dugout como en el montículo. Los dominicanos jugaron con un intenso sentido del deber y orgullo.