Pedro González es un “serie 23” con el corazón de tigre azul

SAN PEDRO DE MACORÍS. A Pedro González se le refleja en los ojos la gran pasión que siente por los Tigres del Licey, equipo donde jugó 10 de 13 temporadas en el béisbol invernal, esto es desde 1957 hasta 1972.

Después de su retiro, el nativo de San Pedro de Macorís utiliza sus horas en descansar en su hogar y seguir la pelota de una manera ferviente.

Disparó 663 hits, 320 carreras anotadas con un promedio de .263 en 644 partidos, remolcó 213 vueltas, 86 dobles, 27 triples, 22 jonrones, 63 bases robadas, 123 trasferencias y recibió 240 ponches.

En el 2009, González fue exaltado a la inmortalidad junto a otros 11 deportistas en el Primer Ceremonial de la Fama de Deportistas Petromacorisanos.

González, de 77 años, rememora lo difícil que era jugar pelota en esa época, más en su pueblo natal, ya que no había instructores, pero expresó que buscaba la manera y los implementos para jugar.

Como buscador de talento para los Bravos de Atlanta trabajó durante 30 años, firmando a Rafael Furcal, Javier López, Melvin Nieves, Eduardo Pérez, Bienvenido Rivera, Esteban Yan, Rafelin Ramírez, entre otros.

Inicio de su carrera

A los 18 años, entró a formar parte del poderoso equipo de la Aviación Militar Dominicana que apadrinaba a Ramfis Trujillo, hijo del dictador.

Cuando logró dar el paso al profesionalismo, el as de los narradores deportivos, Félix Acosta Núñez, lo bautizó con el apodo del “Gran Capitán”. Hoy en día González todavía es reconocido por este sobrenombre.

“Cuando me cambiaron para las Estrellas Orientales en la campaña 1970-1971, me sentí muy mal por los años que yo tenía en el equipo. No estaba muy cómodo, en el conjunto verde tuve muchos problemas”, recordó.

Con las Estrellas también estuvo como mánager interino.

“Recuerdo en 1963 que a las Águilas le faltaba un juego para ser campeones del torneo y ellos no pensaban que el Licey podía venir de atrás, y le ganamos cuatro en línea, en Santiago”, dijo González al rememorar su época con los azules.

En el béisbol de Estados Unidos, fue firmado por los Yanquis de Nueva York, donde reveló que fue muy difícil adaptarse por la discriminación y el racismo que vivió en esa época.

A González le dieron un bono de US$2,000 a la hora de su firma. “Los muchachos de ahora están muy consentidos, con el dinero que les dan se vuelven locos”, comentó.

Militó por cinco años en las Ligas Mayores, donde vio acción con los Yanquis y Cleveland en 407 juegos, con un promedio de por vida de .244.

Aconseja a los jóvenes jugadores que “primero asistan a la escuela, ya que es muy importante y el béisbol ha cambiado demasiado”. “Cuando nosotros jugábamos, y te llamaba una persona mayor, le respondíamos ‘sí señor’ y ahora no hay respeto”, apuntó González sobre esta generación.

Diario Libre