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Tatis III comienza a los 16 años a perseguir hazaña en pelota RD

Sería el primero de tercera generación que juega en la Lidom

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Tatis III comienza a los 16 años a perseguir hazaña en pelota RD
Fernando Tatis Medina y su padre, Fernando Tatis Ruiz. | Fotografo: Luis Gomez

SD. La pelota profesional dominicana conoce combinaciones de padres e hijos que han militado en ella como Felipe y Moisés Alou, Julián y Stanley Javier, además de Tony con sus retoños T.J. y Francisco Peña. Pero nunca el nieto de un jugador se ha uniformado en la liga otoño-invernal.

Fernando Tatis Medina, el hijo mayor del ex antesalista con el mismo nombre y primer apellido famoso por sus dos grand slams en una entrada, acaba de dar el primer paso para convertirse en el primero de tercera generación que juega en la Lidom.

Tatis Medina (o Fernando Tatis III), de 16 años, fichó por un bono de US$700 mil con los White Sox de Chicago más otros US$100 mil para fines de estudios. MLB.com dice que el bono real fue de US$825 mil para el torpedero.

El abuelo del hoy prospecto, Fernando Antonio Tatis, jugó 10 años en las ligas menores de los Astros (1969-1978) como infielder y militó con el Escogido en la década de 1970.

“No lo sabía, pero con la ayuda del Señor eso va a ser así”, le dijo un sorprendido Tatis hijo a DL al conocer la hazaña que persigue su retoño.

En 139 años de Grandes Ligas solo cuatro familias han visto pasar a tres generaciones por los diamantes; los Bell (Gus, Buddy y David y Mike), los Boone (Ray, Bob y Aaron y Brett), los Coleman (Joe, Joe y Casey) y los Hairston (Sammy, Jerry, Jerry hijo y Scott).

Tatis II, que ganó US$17,8 millones en nueve cursos en el Big Show, colgó los spikes a mediado de 2014 con 39 años cuando jugaba con los Vaqueros de Laguna en México para asumir la preparación del mayor de sus cinco hijos (cuatro varones) en el año clave para firmar.

“Es algo para lo que no hay palabras (ver a su hijo firmar). Las exigencias de las organizaciones son demasiadas para un niño de 16 añitos. Son muchos que ni siquiera les pasa por su mente lo que es la vida, ni lo que cuesta realmente los sacrificios, ni nada de esto. La carga, la presión de los try outs (pruebas), el cansancio, este primer paso es muy grande”.

Separación y unión

Cuando Tatis II tenía cuatro años (1979) su progenitor desapareció de su vida por casi dos décadas y el ex Rangers, Expos, Cardenales, Orioles y Mets creció solo con su madre Yudelka Ruiz en su natal San Pedro de Macorís. Su progenitora siempre le habló bien de su padre y le recordaba que le había pronosticado que iba a jugar en Grandes Ligas.

Desde que Tatis II, firmado por Omar Minaya para los Rangers en 1992 por US$8 mil, pisó por primera vez Estados Unidos en 1994, comenzó a buscar la forma de localizar a su padre.

No paraba de preguntar al más mínimo contacto que pudiera darle una pista; visitaba plazas comerciales frecuentadas por latinos en Sarasota, Florida, adonde le habían informado podía vivir, y buscaba en la limitada Internet de la época, pero nada.

Que su padre pudo haber estado involucrado en un caso de tráfico de drogas (que nunca fue confirmado en archivos judiciales) y que trabajaba en la construcción fue todo lo que encontró, aunque nunca se rindió en la búsqueda.

En una de sus primeras entrevistas con medios nacionales no desaprovechó la oportunidad y contó la historia a Murray Chass, del The New York Times, en una visita de los Rangers a la Gran Manzana a mediados de agosto de 1997.

Tatis II, con 22 años, mandó un mensaje a su padre que terminó con la separación. “(Que) si me ve (que) no temas de venir hacia mí. Quiero hablar con él, simplemente quiero verlo”, dijo al matutino.

La historia del Times fue reproducida por el periódico Herald-Tribune de Sarasota, un cuñado de Tatis abuelo la leyó y dos días después Minaya (a sazón ejecutivo de Texas) llamó al toletero a su oficina y se produjo el anhelado reencuentro por la vía telefónica, con lágrimas.

Desde entonces la relación ha sido fluida y el mayor de los Tatis, hoy con 64 años y que se dedicó a la pintura de apartamentos tras abandonar los diamantes, ya tiene la información del reclutamiento de su nieto.