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Melvin López viene con una misión: “ganar el último partido del torneo” superior

La última vez que el Mauricio Báez jugó ese nivel fue en el 2003, año en que se retiró de la final

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Melvin López viene con una misión: “ganar el último partido del torneo” superior
Melvin López y Ruddy Martínez (en camisetas amarilla con mangas) y Melvin Richardson (20), a la derecha, son los sobrevivientes del equipo de 2003. El resto surge como nuevo talento.

SANTO DOMINGO. La última vez que el equipo superior del Mauricio Báez estuvo en una cancha, fue en el 2003. Específicamente en la final de ese año contra el club San Carlos. Melvin López era el entonces dirigente de ese equipo, y ya venía por su quinta estación en ese rol, de los que dos se había anotado como campeón.

Gerardo Suero, uno de los soportes y baluartes de este conjunto, sólo se contentaba con ir al Palacio de los Deportes, pero llegada la final contra los “verde-amarillos” no contó con el permiso de sus padres, y tuvo que ver esa ronda, frustrada por el desorden y la inseguridad, desde su hogar, junto a sus hermanos, entre ellos Juan Miguel Suero, otro jugador clave para Mauricio.

Repentinamente la dirección del club decidió retirarse del campeonato, una medida que dejó al entorno del baloncesto muy marcado, al salir una de sus piezas más mercadeables.

Precisamente López retoma el timón de la organización, que además de él, conserva al jugador Melvin Richardson, al asistente Ruddy Martínez y a José -Boyón- Domínguez, entonces asistente y ahora como presidente y gerente del conjunto.

La misión, sostiene López, es llevar al conjunto al mismo lugar donde se quedó hace 12 años, en otras palabras alcanzar la final, y “la meta es ganar el último partido”.

Y en la mente de López esa es la idea, completar lo que no se terminó. “Definitivamente”, señala. “Regresar al baloncesto superior con esa idea, aparte de darle a la barriada un espacio que estábamos anhelando”.

Mauricio le entrega a López el conjunto que él llevó al campeonato en las temporadas de 1999 y 2000, y alcanzó la final de 2003. “Desde el primer día nosotros nos hemos propuesto para ganar el último juego del torneo y Dios mediante estamos trabajando cada día para lograrlo”.

Afortunadamente, el conjunto no se ha descuidado en la formación de nuevos jugadores, y ahí llegan nuevas figuras como los hermanos Suero, quienes han reforzado fuera del país.

Trabajo en la base

“Durante todo este proceso, el Mauricio Báez no ha descuidado lo que son sus categorías menores”, dijo López, quien ve que esos jóvenes tienen el talento posible de competir al nivel del torneo superior de baloncesto distrital, campeonato que comienza a partir del 18 de febrero.

La juventud marcará a este equipo, que sólo tendrá a dos jugadores por encima de los 25 años, específicamente Gerardo Suero y Melvin Richardson.

En los últimos torneos sub-25, el Mauricio Báez se ha llevado esos campeonatos, los “últimos tres”, apunta López.

Un sólo enfoque

Richardson era apenas un jovencito que se colgaba el uniforme del conjunto “azul y amarillo”, lo que recuerda con satisfacción por la oportunidad recibida.

Richardson es el único sobreviviente en el conjunto, lo cual “es un placer”, señala. “Ya retorné a casa, gracias a Dios”, dice el delantero, que junto a buena parte de sus ahora compañeros ha participado en el Clásico Boyón Domínguez y en el presuperior del Distrito Nacional, certámenes que han ganado.

Y esa es la mentalidad que López les ha transmitido, dice Richardson. “Ganar el último día de juego”, señala. “Eso es lo que queremos todos, de retornar al superior con un campeonato, es llegar hasta el final y ganar el último juego”.

La historia de Gerardo

Sus hermanos, sus padres, todos seguían al Mauricio Báez, de hecho su papá, Gerardo Suero, era delegado de la organización. Siendo un niño de apenas 12 años, practicaba minibasket en el club y era un estudiante del liceo que lleva el nombre de la institución.

De ser público, ahora él pasa a ser protagonista y recuerda los campeonatos de 1999 y 2000, pero no podía asistir al Palacio por la inseguridad. “Es una bendición estar hoy en día siendo parte del equipo superior de mi barrio, como villajuanero ese es uno de sus sueños, ser superior de su club”, dice.

Suero ha sido clave para que el club conquiste torneos tanto del Clásico Boyón Domínguez, como del presuperior. Ahora, el pequeño delantero es soporte principal de este conjunto. “Sé que hay una responsabilidad en mí, pero creo que contamos con un buen equipo”, apunta Gerardo, y si bien él es pieza principal, advierte a sus compañeros: “aquí todo el mundo tiene su responsabilidades”.

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