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Preocupante reacción de Rusia a escándalo dopaje

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 Preocupante reacción de Rusia a escándalo dopaje
La excampeona olímpica Yelena Isinbayeva dice que se opondrá a los vetos a los deportistas rusos tras ser nombrada presidenta de la junta que supervisará la suspendida agencia antidopaje del país. (AP/PAVEL GOLOVKIN)

SANTO DOMINGO. Tan preocupantes como los detalles del Informe McLaren fue otra noticia generada en Rusia a principios de semana. La nueva presidenta de la “remodelada” agencia antidopaje nacional será Yelena Isinbayeva, la excampeona olímpica de salto de pértiga que pasó el último año dudando de las pruebas y de todos aquellos que se atrevieron a sancionar la presunta trama de dopaje respaldada por el gobierno.

El nombramiento de Isinbayeva al frente de la RUSADA dos días antes de la publicación de la segunda parte del informe de McLaren para la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), fue todo lo que se necesitaba para concluir que o bien Rusia no asume completamente la gravedad de la trama minuciosamente detallada en las 144 páginas del reporte de Richard McLaren o, lo que quizás sea peor, que simplemente no le importa.

Los detalles contenidos el informe McLaren, publicado el viernes, son tan predecibles como terribles. Los 1.000 atletas y la cantidad de funcionarios gubernamentales, y próximos al ejecutivo, implicados en el escándalo de dopaje ruso simbolizan no solo el fracaso de un sistema que no logró localizar a los tramposos, sino que este fue socavado por la misma gente que supuestamente había sido contratada para protegerlo.

Isinbayeva nunca se ha visto salpicada por la trama de dopaje, pero pagó un alto precio cuando todo el equipo de atletismo ruso — a excepción de una saltadora — fue vetado para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del pasado agosto. La doble medallista de oro y plusmarquista mundial no saltó a la pista porque la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) tuvo el valor de declarar que cualquier persona implicada en la maquinaria deportiva rusa no podía competir ante las pruebas que se conocían en ese momento.

Isinbayeva calificó la suspensión de “flagrante orden política” alegando, como hicieron muchos en su gobierno, que Rusia estaba siendo atacada injustamente como parte de un juego de poder entre Este y Oeste. Según la deportista, la medida era “una violación de los derechos humanos” y prometió “demostrar a la IAAF y la Agencia Mundial Antidopaje que tomaron la decisión equivocada”.

Tras la publicación del informe el viernes, dijo: “Por supuesto que va en mi interés no permitir la situación en la que terminé, para que los atletas de nuestro país sean tratados como los demás”.

Aunque fue aplaudida — y ahora está siendo recompensada— en su país y en otros lugares por asumir esta postura, sus palabras no son las de alguien entiende la seriedad del problema o que está dedicada a realizar cambios significativos.

¿Hay alguien dispuesto a eso en Rusia? Horas después de la publicación del informe, el viceprimer ministro Vitaly Mutko, a quien la AMA señala como uno de los arquitectos del programa de dopaje, dijo que el país “entrará en terreno legal” y que “simplemente esto no es realista (...) hacer las cosas de las que nos acusan”.

De hecho, de no ser por la minuciosidad de McLaren en su investigación, sería difícil creer que agentes de inteligencia pudieran abrir botellas selladas, que contenían muestras para análisis antidopaje, y reemplazar la orina contaminada con otra limpia para superar los controles de los Juegos de Invierno de Sochi. McLaren halló que las muestras de 15 rusos que se colgaron medallas en Sochi fueron manipuladas. El programa de dopaje de Rusia también corrompió los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 a una “escala sin precedentes”, agregó.

Esos fueron los últimos de Isinbayeva.

Desde su veto para Río, la saltadora dejó el deporte profesional, logró un puesto en el Comité Olímpico Internacional (COI) y ahora dirige la RUSADA.

La AMA protestó el nombramiento señalando que se suponía que tenía que ser consultada sobre las medidas importantes, como el nombramiento del nuevo directorio de la agencia.

La esperanza de la AMA de que alguien — por ejemplo el COI — respalde su postura en este asunto es solo eso, una esperanza.

El COI es el mismo ente que rechazó la petición de la AMA de vetar a toda la delegación rusa para los JJOO de Río. Alegó que tenía que caminar cuidadosamente por la línea que separa la lucha contra el dopaje y la política, y que debía que sopear atentamente las consecuencias de la “responsabilidad colectiva frente a la justicia individual”, mientras ignoraba básicamente la “justicia individual” para las docenas de atletas que habían sido y posiblemente sigan siendo derrotados por deportistas rusos dopados.

¿Cuántos de esos deportistas rusos participaron en Río de Janeiro?

El tiempo lo dirá. Aunque el equipo de atletismo no compitió, Moscú envió a la cita olímpica a 271 deportistas que lograron un total de 55 medallas.

McLaren enviará las pruebas de su informe al COI y a las federaciones deportivas, que decidirán qué castigos imponer.

Mientras, a 14 meses de los Juegos Olímpicos de Invierno empieza a plantearse la duda de si Rusia debería participar en el evento.

A continuación, una respuesta: En base a lo que sabemos del Informe McLaren, combinado con la reacción de Rusia y el historial de COI gestionando estos casos con una postura más generosa que la tolerancia cero, los atletas que viajen a Corea del Sur deberán presumir de no estar al nivel y esperar lo mejor.

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