Debe revisarse “Inmortales RD”

Los peloteros seleccionados en el Pabellón de la Fama de Cooperstown no reciben un dólar por ese reconocimiento que le da la sociedad por llevarlos a la inmortalidad.

En este país, donde se dan los fenómenos sociales más cuestionables, los favorecidos para el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, muchos con méritos y otros con interrogantes, reciben un sueldo mensual calculado en cinco salarios mínimos, de acuerdo con la ley 85-99, y eso es una ignominia que debe ser revisada. A un profesor de escuela, para poner un ejemplo, por haber impartido docencia por más de 30 años, le dan de jubilación unos míseros pesitos. Y un jugador de Grandes Ligas, millonario y con una pensión en dólares, el Estado dominicano lo premia con cinco salarios. Una vergüenza que indigna y obliga a reflexionar.

El 70 por ciento de los inmortales en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano tienen sus problemas económicos resueltos. Y este año, el Estado dominicano tendrá que poner en el presupuesto a 15 nuevos inmortales. En todo exageramos la nota.

La Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo (Ramón Cuello), el Ministerio de Hacienda (Donald Guerrero), la Dirección General de Impuestos Internos (Magín Díaz), el Ministerio de Deportes (Danilo Díaz) deben reunirse con el doctor Luis Scheker Ortiz, presidente del Pabellón de la Fama, para hacer una evaluación de la membresía de los inmortales, y retirarles ese salario a quien no lo necesite, y destinar esos fondos a otras necesidades del país.

El Pabellón de la Fama se ha convertido en una carga para el Estado. Por la elección al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano lo que se debe recibir es un reconocimiento simbólico, pero aquí se ha convertido en un cabildeo para entrar de por vida en la nómina del Estado.

No hay orgullo más grande que servir a la Patria y por los servicios a la Nación no se cobra. Manos a la obra Donald Guerrero, ministro de Hacienda.

Un día como hoy: En 1927, Babe Ruth bateó dos jonrones para llegar a 52.

En 1971, Frank Robinson, de los Orioles de Baltimore, bateó el jonrón 500 de su carrera en el segundo juego de una doble cartelera contra los Tigres Detroit, y se convirtió en el undécimo jugador en llegar a esa cifra en la historia de las Grandes Ligas.

Bienvenido Rojas