“El Condominio” Howard y los H4

Los “refuerzos” que pasaban en décadas pasadas por este circuito otoño-invernal eran verdaderos refuerzos, no son como los de hoy “importados mensuales” que pasan sin dejar ni huellas digitales.

Todos recuerdan en la Liga Dominicana al mastodonte Frank Howard, quien militó en 1959-60 con los Leones del Escogido, con el que disparó 9 jonrones, remolcó 46, y se hizo famoso por la abundancia de sus comidas en el hotel Paz, sobre todo el “abundante manjar de 12 huevos criollos fritos de desayuno”.

Howard, apodado “El Condominio”, cuando jugó para los Criollos de Caguas, fue un jonronero temible y con los Senadores de Washington, impuso un récord en 1968, al disparar 10 cuadrangulares en seis desafíos.

El 17 de enero de 1960 le fletó un largo jonrón a una recta de Manuel A. Polanco, de los Tigres de Licey que pasó por los 411 del jardín central del Estadio Trujillo.

Su jonrón más memorable lo conectó en el Robert F. Kennedy Stadium el 25 de abril 1970, de 500 pies, que depositó la esférica en la tribuna superior del jardín central. Durante sus días de la Liga Nacional, conectó otro que fue estimado en 560 pies en el Forbes Field, en Pittsburgh.

Sin embargo, su defensa era malísima. En una ocasión se rumoró que un impostor estaba haciendo presentaciones utilizando su nombre. Su parecido con Howard resultaba impresionante, pero a un fanático se le ocurrió la idea de desenmascarar al impostor. “La próxima vez que alguien se aparezca en algún lugar diciendo que es Howard, lo llevan al estacionamiento de carros, le dan un guante y le tiran una bola. Si la atrapa al aire, hay que llamar a la policía”.

El 23 de noviembre de 1960, Frank Howard, guardabosque de los Dodgers de Los Angeles, fue designado “Novato del Año” de la Liga Nacional, con 12 de 14 votos.

La pelota otoño-invernal ha dado un giro de 180 grados, por los constantes movimientos de criollos e importados. A los criollos le ponen un pare y los importados vienen por un mes.

Los ejecutivos de un equipo de béisbol (gerente general, de operaciones y la presidencia) tienen que conocer cuál es el pelotero que se necesita para jugar en noviembre, en diciembre, y ni hablar de enero, además, conocer que los juegos no se ganan con nombres en el line-up, sino con hombres, que aunque sean de clase A, tienen hambre y sed de dejar el pellejo en el terreno.

Nunca se debe olvidar que los tres aspectos básicos para ganar un partido no es sólo la ofensiva, el anotar carreras, se tiene que poner en primera fila el pitcheo (abridor, preparador y cerrador), amén de una hermética defensa.

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