Edipo, un refuerzo en la LDF nacido aquí pero hecho en España

SANTO DOMINGO. Hugo Cabrera, Eduardo Gómez y Winston Royal importaron desde los Estados Unidos un nivel que el baloncesto dominicano no tenía en la década de 1970, y fueron clave para su despegue como espectáculo del patio y en la selección nacional.

Para muchos el fútbol vive un momento de fervor similar al que le tocó al básquet hace cuatro décadas y figuras como Edipo Rodríguez pueden aportarle desde Europa lo que Cabrera, Gómez y Royal trajeron desde Nueva York.

Rodríguez nació en Uvilla, Bahoruco, hace 22 años; cuando tenía seis, sus padres lo llevaron a España, allí aprendió a jugar fútbol, pasó todas las categorías hasta llegar al primer equipo de la segunda división B con el Numancia en 2014, y el curso pasado estuvo cedido al Deportivo Guadalajara de la misma división.

“Soy un buen refuerzo para la liga, mi objetivo es ese, ayudar a los muchachos de San Cristóbal a crecer día a día, que se queden con lo bueno del fútbol que al final creo que es entrenar bien, jugar bien, quiero que se queden con esas cosas para que en un futuro ellos también vayan enseñando a las futuras generaciones y así ir mejorando poco a poco”, dijo Rodríguez a DL.

El Atlético San Cristóbal lo fichó por tres meses. Llegó al país la semana pasada, y en su debut el viernes marcó un gol en el triunfo 3-0 sobre O&M FC.

Este extremo izquierdo que ha enfrentado jugadores como Jesé y Álvaro Morata estará con la selección dominicana que jugará la siguiente ronda eliminatoria de la Copa del Caribe ante Bermudas (el sábado en la ida y el lunes en el Olímpico Félix Sánchez).

Integrante del plantel desde 2014, Rodríguez tiene un diagnóstico de lo que ha faltado para lograr un gran resultado.

“Sólo falta tener 90 minutos de concentración. Siempre al dominicano, me pasaba a mi anteriormente, la concentración nos da para 70, 85 minutos, nunca completamos los 90 minutos de concentración, ahí es cuando nos matan. Creo que ahí, insistiendo en eso puede haber un buen resultado”, explicó.

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Nathanael Pérez Neró