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Hasta los paralímpicos podrían sufrir en un Rio poco amigo de las sillas de ruedas

BRASIL. Con sus sillas de ruedas un poco apocalípticas, tatuajes y caras llenas de machucones, parece casi imposible detener a los jugadores de rugby paralímpicos.

Pero en la ciudad que acoge los Juegos en exactamente un año a partir de este lunes, una vereda típicamente rota puede frenar hasta al más duro.

“La accesibilidad es nuestro problema número uno”, dijo a la AFP Gilson Dias Wirzma Junior, de 28 años, parte del equipo nacional de rugby en silla de ruedas y esperanza para los Juegos paralímpicos que comienzan en Rio el 7 de septiembre de 2016.

En la ciudad de Sao Goncalo, vecina de Rio, por ejemplo, “no hay calzadas verdaderas”, dijo Junior, que quedó tetrapléjico cuando una ola lo tumbó en la playa mientras nadaba en 2007. “Tomar un autobús es casi imposible. Hay solo un bus en mi ruta que tiene acceso para una silla de ruedas. Puedes esperar hasta dos horas”.

Rio de Janeiro, la ‘Cidade Maravilhosa’, atraerá visitantes de todo el mundo durante los Juegos Paralímpicos y los Olímpicos que le preceden en agosto. Pero cualquiera que dependa de una silla de ruedas -hinchas y atletas por igual- enfrentará problemas de tamaño olímpico.

Preparándose para una práctica en una cancha espartana en el norte de Rio, los miembros del equipo de rugby paralímpico intercambiaron historias de horror sobre calzadas quebradas, rampas inexistentes y ascensores que funcionan mal.

“Tristemente esa nuestra realidad”, dijo Junior.

‘Murderball’

Los jugadores de rugby en silla de ruedas no son quejosos.

Cuando su juego se inventó en los años 70 en Canadá, los primeros participantes le llamaron “murderball” (pelota asesina).

El deporte se convirtió oficialmente en paralímpico en el 2000, y consiste en equipos de cuatro esquivando, pasando, corriendo y golpeando su camino con una pelota hacia el arco opuesto.

Las sillas de ruedas, reformadas con parachoques y cubiertas especiales para las ruedas, parecen más vagones en miniatura de una película de ciencia ficción que los símbolos de personas discapacitadas. Y aunque pegar con las manos no está permitido, los choques entre sillas son brutales.

Durante el entrenamiento al que asistió la AFP en el norte de Rio, los miembros del equipo Santer corrían alrededor de la cancha (del tamaño de una de básquetbol) atados a sus sillas, usando sus manos y brazos parcialmente discapacitados para propulsarse con una velocidad y agilidad sorprendentes.

Uno de los jugadores más pesados, un hombre alto y barbudo con la camiseta número 7, fue noqueado totalmente, y dos asistentes debieron levantarlo y poner la silla otra vez sobre ruedas.

“Lo que más disfruto son los golpes”, dijo el veterano jugador Eduardo Mayr, de 43 años, con una gran sonrisa desde su silla llena de cicatrices, antes de limpiarse el sudor de la frente y salir a toda velocidad otra vez.

Dificultades cotidianas

Unos 4.350 atletas de 178 países son esperados en los Paralímpicos de Rio. Pero la ciudad no está realmente pronta.

“Solo para acomodar los atletas, recibir los atletas y ayudarles, tenemos que hacer un esfuerzo”, dijo el portavoz del comité organizador Rio-2016, Mario Andrada, el mes pasado.

Como ejemplo, destacó que el mayor vehículo privado disponible actualmente para transportar a pasajeros en sillas de ruedas tiene una capacidad para solo ocho personas.

Incluso con toda su habilidad y fuerza, los jugadores de rugby en silla de ruedas no logran sobreponerse a la carrera de obstáculos en Rio.

“Uno de los símbolos de Rio son las calzadas portuguesas”, dijo otro jugador, Renan Prestes, de 28 años, refiriéndose a las elegantes pero desiguales veredas de piedritas blancas y negras que visten las calzadas de la zona sur de Rio y el centro de Rio. “Pero para nosotros son una pesadilla”.

Cruzar las caóticas calles de Rio también puede ser igual de frustrante y más peligroso.

“Hay calles que tienen una rampa de un lado pero no del otro, y te quedas varado en el medio de la calle cuando te das cuenta”, contó Prestes.

Prestes, que sufrió un accidente de natación que le produjo heridas en la columna vertebral, maneja un automóvil, pero incluso así tiene dificultades.

“Los lugares de estacionamiento para discapacitados están siempre ocupados”, dijo su novia, Tarcila Formiga, que no es discapacitada, mientras miraba el juego junto a la cancha.

Como Disneylandia

Formiga, de 30 años, dijo que su relación con Prestes le ha abierto los ojos a la realidad que enfrentan los discapacitados en la séptima economía mundial.

“Son los detalles. Por ejemplo, vas a un hotel aquí y preguntas si tienen un cuarto adaptado y dicen que sí, pero luego resulta que la cama termina siendo demasiado alta para que la persona en la silla de ruedas pueda pasar a ella fácilmente”, dijo.

“Son los pequeños detalles. Pero imagina todo eso junto cuando empiecen los Juegos”, añadió.

Las celebraciones que marcan la cuenta regresiva de un año para los Juegos Paralímpicos tendrán lugar este lunes, y su objetivo es despertar conciencia sobre el tema. La accesibilidad será un tema clave de la ceremonia de apertura del 7 de septiembre del año que viene.

“Las cosas están mejorando” antes de los Juegos, señaló Mayr, uno de los primeros brasileños que comenzó a jugar este deporte en 2008.

Pero tras haber viajado a lo largo y a lo ancho -pronto estará en San Diego, California, para una competencia de surf para discapacitados- Mayr sabe cuánto falta para que Rio se convierta en una ciudad amigable para las sillas de ruedas.

“Esto no es Europa y esto no es Estados Unidos”, dijo. “Estados Unidos, eso es como Disneylandia para nosotros”.

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