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En la tierra del puro, cada vez cuesta más fumar un habano

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En la tierra del puro, cada vez cuesta más fumar un habano
Yoel Chacón disfruta de un puro en el salón para fumadores del hotel Conde de Villanueva.

LA HABANA. Es una experiencia típicamente cubana: Después de una buena comida, disfrutar de un trago de ron y de un aromático puro.

Cuba es famosa en el mundo entero por sus Cohiba, Montecristo y Romeo y Julieta, pero en la isla, a los amantes de los puros les cuesta cada vez más fumar en sitios cerrados.

Varios restaurantes estatales de la Habana Vieja comenzaron a prohibir el cigarrillo y los puros en sus interiores en las últimas semanas, en cumplimiento de una disposición aprobada en el 2005 pero que en gran parte ha sido ignorada a lo largo del país.

El objetivo es mejorar la experiencia culinaria y proteger la salud de comensales y empleados. Los amantes del puro y el cigarrillo, no obstante, dicen que ese hábito es uno de los encantos que ofrece la isla y algo que los distingue del resto de las urbes, desde Nueva York hasta Beijing.

"¿Sectores para no fumadores? ¡Esto es increíble!", comentó Michael Kuntze, un alemán de 59 años que saboreaba un largo puro y bebía ron en el Hotel Conde de Villanueva, que tiene uno de los salones para fumadores más populares de la ciudad.

Kuntze y otros seis alemanes de Hamburgo participaban en un tour del tabaco, en el cual prueban al menos tres cigarros diarios y seleccionan 50 cada uno para llevarse a su país.

"Eso (las ordenanzas prohibiendo fumar) es lo que tenemos en Europa, en Alemania, pero no lo queremos aquí", manifestó, mientras su grueso habano despedía una columna de aromático humo. "Esta es la razón por la que vinimos aquí. No para sentarnos en un pequeño saloncito para fumadores. Jamás".

Las autoridades dicen que el Conde de Villanueva, uno de los sitios favoritos de turistas como Kuntze amantes de los puros, seguirá permitiendo fumar.

Pero al menos nueve restaurantes de la Habana Vieja han prohibido fumar adentro desde finales del año pasado y más lo harán en un futuro cercano, según Tannya Sibori, directora de publicidad de Habaguanex, la entidad oficial encargada de lidiar con los intereses de los turistas de la Vieja Habana.

Una iniciativa desde abajo

Solo los salones cerrados, con aire acondicionado son afectados y los restaurantes de Habaguanex dispondrán de espacios al aire libre para fumadores. No se habla de prohibirlos en los bares ni en los nightclubs y el propietario de uno de los restaurantes privados de Habana dijo que nadie le dio lineamientos para los "paladares", como se conoce a esos sitios.

Funcionarios de Habaguanex dicen que se trata de una iniciativa surgida de abajo, no de una disposición que viene de arriba, pero sugieren que es posible que en algún momento haya una medida oficial.

"Hay una campaña a nivel mundial en la que debemos formar parte también, donde estamos ayudando a crear espacios más sanos, incluso para los propios fumadores", expresó Sibori.

Los comensales todavía pueden disfrutar de sus puros después de la cena, pero se les pide que vayan a mesas al aire libre, desde la que pueden ver pasar a la gente por las calles de adoquines y plazas del sector colonial habanero, disfrutando de la brisa tropical.

"Cuba tiene un verano eterno y puedes aprovechar las terrazas y los espacios exteriores, señaló Sibori.

La idea de no poder fumar, no obstante, es inconcebible para algunos en la isla.

Cuba tiene una arraigada cultura del tabaco y se enorgullece de su industria de puros, famosa en todo el mundo, que el año pasado generó 401 millones de dólares en ventas. Mientras que otros artículos escaseaban los cigarrillos siguieron siendo por años parte de las raciones alimenticias mensuales de los cubanos.

De humo y política 

Hasta los no fumadores veían con buenos ojos el tabaco subsidiado, el cual vendían en el mercado negro o lo cambiaban por otros bienes.

Pero Fidel Castro dejó de fumar sus Cohiba en 1985 por órdenes de sus médicos y las autoridades comenzaron a desalentar el hábito.

Hoy la radio estatal habla de los beneficios de dejar de fumar y los atados de cigarrillos incluyen anuncios sobre los peligros para la salud. Ya no hay máquinas que venden cigarrillos. Las autoridades comenzaron a eliminar en forma escalonada el tabaco de las raciones en la década de 1990 y desde el 2010 ya no se entrega tabaco.

El propio Castro bromeó acerca de los perjuicios de los puros, diciendo que "lo mejor que puedes hacer con esa caja es regalársela a tu enemigo".

De todos modos, cifras del gobierno indican que hasta el 40% de los cubanos fuman. En la década del 70 lo hacían entre el 60% y el 70%, según algunos estimados.

Cuba prohibió oficialmente fumar en teatros, negocios, autobuses, taxis, restaurantes y otros sitios públicos cerrados en el 2005.

Mucha gente, no obstante, no está al tanto de la ley y es común ver a los cubanos fumando en todos los sitios donde supuestamente no pueden hacerlo: oficinas, escaleras, ascensores, autobuses, trenes... Los campesinos se levantan temprano para atender sus cosechas con un puro en la boca y hasta las ancianas recorren las deterioradas calles de la ciudad masticando el extremo de un puro.

"Oliendo como un cenicero" 

"Este es un país de fumadores, un país donde hay un origen tabacalero importante", sostuvo Sibori. "Incidir sobre hábitos que forman parte de nuestras raíces es bastante difícil. Me imagino que poco a poco se irán instrumentando disposiciones para ayudar a que esto vaya cogiendo forma. Pero todavía creo que queda mucho por trabajar".

La iniciativa de Habaguanex se lleva a cabo sin mucha fanfarria y no ha habido anuncios en la prensa, que es manejada por el estado.

Una tarde reciente en el café El Mercurio, las mesas estaban llenas de turistas franceses que comían lomo de cerdo, arroz, frijoles y plátanos fritos. Pero en el salón no se percibía el humo habitual en este restaurante hasta hace pocas semanas.

Los camareros dijeron que les complace regresar a sus casas sin que su ropa huela como un cenicero. Los cocineros se toman descansos para fumar afuera periódicamente, sin aparentes quejas. En algunos lugares todavía se fuma adentro, a escondidas, de noche, cuando la mayoría de los clientes se han ido.

"¿Por qué no?", respondió Thomas Gabrisch, profesor de música alemán, de Dusseldorf, mientras fumaba un cigarrillo afuera de El Mercurio, cuando se le preguntó si estaba bien la prohibición de fumar adentro. "A mucha gente le molesta (el cigarrillo). Para mí no es problema. Pero creo que a mucha gente la gustaría poder hacerlo adentro".

Del mismo parecer es Dirk Brodersen, del grupo de Hamburgo, quien dijo que había sido una verdadera aventura el haber podido fumar la noche previa en el sótano de un club.

"¿Al final de cuentas qué ofrece Cuba? Ron, puros, sol y gente", expresó Brodersen. "El jazz cubano sin un puro... no es tan bueno"