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Control de armas
Control de armas

Los japoneses van a la isla Guam para disparar armas

TAMUNING, Guam. - Sus arsenales bien equipados ofrecen de todo, desde revólveres diminutos para damas hasta Berettas, Glocks, pistolas semiautomáticas y fusiles militares M16. Si los niños alcanzan a ver sobre el mostrador, también son bienvenidos.

Nada de playas arenosas, barreras de coral ni cultura isleña displicente. Para muchos turistas de Japón, el mayor atractivo es la oportunidad de disparar un arma en uno de los numerosos campos de tiro de Guam, de los que hay decenas entre modernos centros comerciales.

Este territorio estadounidense -una isla tropical descrita a veces como una versión más barata de Hawai- es desde hace tiempo el lugar ideal para poner armas en manos de turistas, especialmente de Japón, donde la propiedad del armamento está estrictamente restringida y las pistolas están prohibidas.

Pese a la conmoción que causó la reciente matanza de niños en la escuela primaria estadounidense de Sandy Hook, el negocio del turismo armamentista está tan floreciente como siempre.

"Experimenté una sensación de poder", dijo Keigo Takizawa, un actor japonés de 30 años, después de disparar a una silueta de papel con una escopeta, una magnum 44 y un revólver Smith & Wesson en el club de armas Western Frontier Village, un campo de tiro en la principal calle comercial de Guam.

"Pero", agregó, "todavía creo que nadie debería ser autorizado a poseer un arma".

Muchos japoneses ven la fascinación estadounidense por las armas como algo a la vez temible y fascinante. En su país, los únicos que tienen armas de fuego son los militares, la policía o el hampa.

Como es tan difícil conseguir armas en territorio japonés, son extremadamente inusuales los crímenes con ellas. Sólo fueron utilizadas en siete asesinatos en Japón -un país de 130 millones de habitantes- en el 2011, el año del que se tienen las estadísticas más recientes. En Estados Unidos, con 315 millones de habitantes, se registran más de 11.000 muertes con armas de fuego por año.

Los japoneses están orgullosos de su baja tasa de crímenes y por lo general apoyan las políticas estrictas de control de armas.

Pero esta isla del Pacífico a mitad de camino entre Tokio y Honolulú forma parte de Estados Unidos. Los campos de tiro de Guam son para los japoneses lo que los cafés con drogas son para los mochileros de todo el mundo.

"Creo que es humano sentir curiosidad por algo prohibido", dijo Tetsuo Yamamoto, un japonés que emigró a Estados Unidos hace 30 años y administra el Western Frontier Village. "La mayoría de nuestros clientes son de Japón y nunca han tenido la oportunidad de disparar un arma. Para ellos es exótico y estimulante".

Tan estimulante que a veces pide a sus clientes que se queden un rato más para tranquilizarse después de terminar de disparar.

Muchos otros turistas -de Corea del Sur, Taiwán y cada vez más de Rusia- no se impresionan tanto. Todos los varones surcoreanos, por ejemplo, aprenden a disparar durante el servicio militar obligatorio.

"Para ellos, aprender a usar un arma fue una obligación", observó Patrick Chon, gerente general del campo de tiro bajo techo de Hafa Adai. "Les trae malos recuerdos. Apenas vienen por aquí".

Los visitantes de su local son recibidos por carteles de las películas "The Terminator" y "Die Hard", con sus icónicos héroes siempre dispuestos a disparar. La imagen hollywoodesca del macho armado es un motivo común en varios campos de tiro, que explotan una imagen de Estados Unidos que muchos asiáticos comparten.

"Cuando la mayoría de los japoneses piensan en la cultura estadounidense, uno de los primeros elementos que evocan son las armas", dijo Natsue Matsumoto, una mujer de Osaka de 38 años, quien dijo que le divertía tanto disparar que volvía a un campo de tiro por segunda vez en tres días. "Las películas y los videojuegos estadounidenses están llenos de armas y eso resulta atractivo, aunque a la vez terrorífico".

"Pero creo que Japón está acertado", agregó. "Si no tienes un arma, no puedes matar a nadie con ella".

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