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El entorno del Altar de la Patria, sucio y oscuro

SANTO DOMINGO. Hace 200 años en República Dominicana nació Juan Pablo Duarte, un hombre que 31 años después encabezó la lucha independentista junto a Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella. Los restos de los tres descansan en el mismo lugar donde se  proclamó la República Dominicana.

El Altar de la Patria, así se bautizó el lecho donde  descansan los héroes principales de la independencia nacional, en el parque del mismo nombre. Esa zona es tomada como el referente  y desde allí nacen  varias  vías importantes. Es el centro geográfico  de la Capital.

El Parque Independencia está limitado al norte por la Avenida Bolívar, al oeste por la Calle Mariano Cesteros, al sur por la Avenida Independencia y al este por la Calle Palo Hincado. Está abierto al público desde las 6:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde. A lo interno se encuentra el Altar de la Patria, donde descanzan los restos de los independentistas.

Con una importancia tan pronunciada para la historia nacional, todo el entorno del Parque Independencia debería estar celosamente cuidado, pero no es así. Basta con dar un paseo para confirmar que la falta de luz, basura por doquier, acera rota y ratones, reinan allí.

En la parte norte los taxistas han tomado el extremo que colinda con la Avenida Bolívar para estacionarse y esperar servicios. Son de diferentes compañías, pero todos hacen lo mismo. La hilera de vehículos puede ocupa toda la vía hasta el preludio del Edificio Telemicro.

En la entrada al parque por la misma coordenada hay una palmera a la que le cortaron varias ramas y las dejaron tiradas. Los guardias que cuidan el Altar no saben si fueron empleados del Ayuntamiento del Distrito Nacional o personas ajenas al oficio de ornato, lo que sí es un hecho es que ahora no aparece alguien que recoja la basura.



Al lado de la misma puerta hay dos teléfonos públicos (tragamonedas) que dejaron de funcionar hace más de un año, o por lo menos eso dijo uno de los niños pedigüeños que trataba de conciliar el sueño en la acera. Como los cubículos no sirven para hacer llamadas, son usados como refugio ambulante de adictos para consumir drogas, según la misma fuente.

En la zona sur hay dos teléfonos similares, pero sí funcionan. Lo que no sirve en este caso es la acera, la cual presenta grietas muy pronunciadas en muchos metros. Hay una en especial que mide más de dos metros, lo que provoca que cuando llueve el agua se acumule.



Casi al llegar a la Palo Hincado, por el mismo litoral sur, hay isletas que están destrozadas en la parte inferior porque las raíces de los ancestrales árboles se han expandido; esa escena se repite en por lo menos cinco isletas del entorno.

La parte oeste es quizás la que menos precariedades presenta. La acera no está rota ni hay basura -¿Que esté frente a un medio de comunicación tendrá algo que ver?, pero las raíces de los árboles han formado surcos y para caminar hay que zigzaguear entre charcos.

La parte este, que es la frontal, es la que presenta mayor deterioro. Se instalaron zafacones de hierro con una estructura muy ancha, por lo que la basura pasa más tiempo fuera que dentro. La acera rota también se ve sin mucho esfuerzo y los charcos predominan.

Pero de las precariedades en la Puerta de la Misericordia, la que tiene más gravedad -a juicio de quien suscribe- es la falta de iluminación. De 21 bombillas que se instalaron solo quedan 9 y de esas, ninguna funciona.



A lo interno del parque hay una decena de guardias que velan por la tranquilidad del entorno, pero no pueden hacer mucho con la carencia de luz que impera. Ni siquiera pueden avistar las prostitutas que toman los espacios dejados por los taxistas en horas de la noche.

Con ese descuido que presenta el Parque Independencia la gesta patriótica de Duarte se ve opacada en su Bicentenario. Ojalá y no se llegue al punto de esperar que la Puerta pida misericordia para darle las condiciones que amerita.