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Recomenzar: paso a paso (1/2)

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Recomenzar: paso a paso (1/2)

Si vives lo suficiente, vas a cometer errores. Pero si aprendes de ellos, serás una mejor persona. Se trata de cómo manejas la adversidad, no cómo te afecta. Y lo más importante es nunca, nunca, nunca, darte por vencido." William J. Clinton, Ex Presidente de los Estados Unidos de América 

A quienes buscan la serenidad y una esperanza nueva.

De todos es errar; sólo del necio perseverar en el error, escribió el sabio romano. Muchos, y me incluyo, aprenderemos precisamente de la experiencia, de las decisiones, las buenas y las malas, y de los errores a las que nos llevan estas últimas.

Para algunos, sin embargo, un error los hunde en un abismo de amargura, culpa y duda del cual no pueden salirse.

No tiene por qué ser así.

En la República Dominicana, con la ampliación del acceso a productos financieros, son cientos de miles los dominicanos que se han quemado con sus primeras experiencias manejando algo tan valioso (y peligroso) como el fuego: su primer crédito.

Las razones pueden ser varias, y van desde la ignorancia de los productos manejados, el sobre optimismo en cuanto a la estabilidad o la magnitud de la capacidad de pago, gastos extraordinarios e inesperados, hasta el simple exceso en el nivel de consumo, más allá de las posibilidades propias de la persona que accedió al crédito.

Precisamente, el paso inicial para salir del abismo del mal crédito es entender qué le llevó a esa situación en primer lugar. Es un ejercicio difícil y doloroso, pues de seguro que tendrá aristas de orden hasta sicológico y familiar que muchos prefieren no enfrentar.

Sin embargo, ese ejercicio de introspección es fundamental. De no hacerse, el deudor con deseos de recuperarse, luego de haber encarado los compromisos en mora del pasado, bien podría caer nuevamente en el mismo abismo en un futuro no tan lejano, repitiendo, y ahí sí desgraciadamente, los mismos errores de antes.

La reflexión debe servir también para las medidas y decisiones que en el futuro se tomarán para no volver a caer. Bien podría ser, incluso, que se decida alejarse permanentemente del crédito y el "fiao". O que de retomarlo sería, como ya veremos, bajo la tutela de un acompañante en una primera etapa.

No puedo dejar de insistir, y reiterar la importancia de este proceso. Es duro, lo sé, reconocer que se necesita ayuda, de alguien de confianza o de un profesional calificado, pero quizás esa primera decisión sea la que abra una recuperación sostenible en el tiempo.

Aunque pocos lo sepan, o lo quieran admitir, el consumo descontrolado (y por ende el endeudamiento excesivo) llega a ser una verdadera enfermedad que, si no se maneja correctamente, lleva a la depresión, al divorcio y hasta el suicidio. La Fundación Fénix (809-683-4029) facilita grupos de "Deudores Anónimos", y provee otros servicios y orientaciones que ayudarán al leproso bancario en su proceso de recuperación.

El siguiente paso para el recomienzo implica encarar las deudas del pasado. Estarán ahí, de seguro, plasmadas en el historial de crédito de cada persona. Para acceder a sus historiales, basta con visitar a DataCrédito (809-238-4406) o hacerlo por www.tucredito.com.do. Es bueno hacer la revisión en ambos proveedores de información crediticia y obtener copia impresa e, incluso, una nota del "score" o calificación de crédito que será la barra a superar en el futuro.

Esas deudas se tienen que cuantificar, que validar y que entender. ¿Cuánto es el principal? ¿Cuántos los intereses? ¿Las moras o penalidades o recargos? ¿Los gastos u honorarios de abogados?

Decía Einstein que la fuerza más poderosa del mundo es el interés compuesto (el interés sobre interés). En el caso del moroso, verá lo devastador de este poder, al observar cómo una vieja deuda de pocos miles creció, años después, a una mora de decenas de miles.

La conciliación y renegociación de esas deudas será un proceso tortuoso, pero importante. Algunos deudores quizás puedan acudir a un contador amigo o una banquera de confianza o a la Unidad de Mediación Financiera de ProConsumidor (809-567-8555), para ayudarlos a cuantificar los compromisos, a lograr una reducción importante, en la medida de lo posible, de las moras y las penalidades y a llegar a algún tipo de acuerdo de pago razonable para saldarlas en el futuro.

De ser una mora vieja, de seguro que esta ya estará en manos de firmas de abogados o de cobro forzoso especializado en el manejo de estos casos.

Si ideal es evitar toda mora, también lo es evitar que esa deuda llegue a manos de "turbo-cobradores". Para negociar con estos, que en efecto le "compraron" el préstamo a la institución financiera a quien antes le debías, es importante contar con un monto importante que puedas abonar al principal debido, y obtener algún descuento.

A partir de que llegues al plan de pago, o al pago total, puedes también exigir a los cobradores que cesen sus llamadas, actas de alguaciles y otras "gestiones" de cobro forzoso.

Será fundamental que te enfoques en cumplir con el cronograma de repago, y que no te atrases ni un solo día. No te comprometas a lo imposible, pero recuerda que ser reincidente en la mora sólo debilitará aún más tus posibilidades de recomenzar exitosamente.

Cuando hayas saldado la mora, celebra. Saliste del hoyo. Ahora toca levantarte y desempolvarte. ¡Ya verás que lograrás recomenzar! Paso a paso.

info@Argentarium.com / @Argentarium