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La falta de aulas dificulta la labor de la escuela Colombina Canario

Con un uso intensivo, las 24 aulas no dan abasto

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La falta de aulas dificulta la labor de la escuela Colombina Canario
Niños llegan a las 5:00 a.m. para poder sentarse en butacas.

SANTO DOMINGO ESTE. La escuela Colombina Canario es lo que podría llamarse popularmente del tipo "24/7". La razón: sus 24 aulas están sometidas a un uso intensivo casi las 24 horas del día, los siete días a la semana, al albergar a una escuela inicial, una básica, un liceo técnico y uno general, una escuela de adultos, y los fines de semana, a los estudiantes del Programa Prepara.

Ahora también impartirán cursos técnicos avalados por el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep).

Ubicada entre los sectores de clase media Altos de Cancino y Amapola, y los marginados de Vietnam y Los Cartones, este plantel tiene una sobre demanda, que no puede ser satisfecha por falta de aulas.

"En época de inscripción tenemos problemas serios, los padres exigen un cupo, pero no caben, no caben", dice Maribel Maldonado, directora del Politécnico.

El vicepresidente de la Asociación de Padres y Amigos de la Escuela, Confesor Polanco, agrega que en varias ocasiones han tenido que auxiliar a la dirección del plantel, frente a padres molestos, porque les rechazan la inscripción de sus hijos. Recuerda el caso extremo de uno que recurrió al Comité de los Derechos Humanos.

Según estima Maldonado, la demanda supera tres o cuatro veces la capacidad real del centro. En tanto que la directora de la escuela básica, Celanda Alcántara, refiere que por la misma situación, desde 2011 a la fecha han tenido que rechazar 1,200 solicitudes de ingreso por falta de espacio. De hecho, se vieron obligados a suprimir varios cursos para prestar las aulas al politécnico.

Tanto en primaria, como en secundaria, incluida el área técnica, todos los cursos tienen sobrepoblación. Un ejemplo es el primero de bachillerato, donde hay 48 alumnos. "Es demasiado. La calidad de lo que se quiere lograr no se hace efectiva con tantos estudiantes, deberían ser menos por aulas", enfatiza Mirian Boller.

Todo en uno

En el politécnico hacen un esfuerzo porque los estudiantes aprendan, pero las condiciones son difíciles. Las aulas funcionan para la docencia y también para los talleres. En la Colombina Canario se imparte la modalidad técnica en las especialidades de diseño y confección, informática, electrónica industrial y electricidad. Excepto informática, todos los demás laboratorios están integrados a aulas de docencia.

Guerra por butacas

Además de estar apiñados en aulas, los estudiantes de la Colombina Canario tienen otra gran dificultad: la falta de butacas. Durante el recorrido por el centro se observaron alumnos sentados en butacas que perdieron el espaldar, otros con la sentadera a medias, y algunos que tenían que escribir en las piernas por falta del apoyo. También el caso de una niña que recibió docencia en una silla plástica que la maestra trasladó desde salón de profesores.

"Parecemos perros. Uno tiene que venir a las 'cinco de la mañana' para ver si encuentra una silla", dice en tono molesto el estudiante Wilman D' Jesús. Esta mañana, el joven que está en primero de media, no ha copiado nada en sus cuadernos. Está sentado en lo que queda de una antigua butaca, sin el apoyo para escribir. En la misma aula, sobrepoblada por demás, otros de sus compañeros se "engurruñan" en sillas más pequeñas para su tamaño, o con sentaderas rotas por la mitad.

En Cuarto A, el estudiante Dinilson Andrés muestra una fisura en forma de L en su pantalón, provocada por una butaca plástica que se ha ido quebrando de a poco. Otras niñas presentan rasguños en sus piernas por la misma causa.

Las maestras reportan que la falta de butacas incrementa la agresividad, porque los estudiantes se las disputan cada mañana.

Tienen terreno

Lo que ocurre en la Colombina Canario es paradójico, pues es uno de los pocos centros que enfrenta problemas de falta de aulas, con un terreno ocioso, disponible para su ampliación.

El presidente de la Sociedad de Padres y Amigos de la Escuela, Francisco Antonio Peguero, dice que tienen un promedio de diez años luchando para la ampliación del centro. Recuerda que a principios de este gobierno, fueron ingenieros a medir, pero que todo quedó ahí.

Las autoridades del centro entienden que para su debido funcionamiento, requieren de por lo menos 24 nuevas aulas. Maribel Maldonado, directora del área técnica, manifiesta que los talleres los han convertido en aulas, y eso no procede.

La directora de básica, Celanda Alcántara destaca la urgencia de que se amplíe el plantel, porque las modalidades, básica y técnica, tienen intereses diferentes. De hecho, los horarios de salidas diferentes perturban la docencia.