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Con viento de cola

Cuando las aeronaves vuelan con el viento a su favor, soplando en la misma dirección en la que viajan, ahorran combustible y llegan antes a su destino. Luego de dos años y medio de gobierno, el presidente Medina pronunció su discurso del 27 de febrero con la economía a su favor, por causas internas y externas, lo que le permitió centrar sus palabras más sobre los logros alcanzados que en promesas para el futuro.

Las mayores ovaciones de los presentes, sin embargo, fueron para temas con efectos futuros, entre ellos la llegada de la hora del Sur, Bahía de las Águilas, la próxima erradicación del analfabetismo, y la no extensión del plazo de regularización de extranjeros cuando éste venza, aunque sobre esto último no dijo qué pasará entonces con los indocumentados.

En materia de realizaciones específicas, como respecto del estado de bienestar y sus pilares de educación y salud, el listado de nuevas obras públicas, o el desarrollo del sector eléctrico, al mensaje no le faltaron menciones. Pero en relación con políticas económicas, en asuntos de tipo fiscal, monetario, cambiario, industrial, salarial o comercial, se infiere que las líneas generales seguirán sin mayores cambios, quizás porque se piensa que no hay razón para variarlas si todo marcha bien.

Notable fue la ausencia de referencias a retos externos, usados por varios gobernantes en el pasado para explicar fracasos o reclamar sacrificios, o a asuntos como los debates ecológicos vigentes, la depredación de los bosques, las desigualdades sociales, el metro como estandarte de progreso, o nuestra pérdida de competitividad industrial externa.

De hecho, tampoco figuró la falta de competitividad a nivel interno, tema puesto sobre el tapete por el transporte, pero que afecta a otros sectores también.

No trató la reelección, ni correspondía que la tratara, pero se refirió con énfasis al final del discurso a lo mucho que queda por hacer.