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Amenaza de burbuja inmobiliaria tienta a Gran Bretaña

El gobernador del Banco de Inglaterra ha descrito la situación como el mayor riesgo de la economía

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Amenaza de burbuja inmobiliaria tienta a Gran Bretaña
Mark Carney
LONDRES.  El precio de la vivienda en Londres subió en abril casi un 19 por ciento interanual, en medio de crecientes preocupaciones de que el mercado inmobiliario británico esté inflado. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, ha descrito la situación como el mayor riesgo de la economía. El Fondo Monetario Internacional está preocupado. Y también las autoridades de la Unión Europea.

La presión se dirige a que el gobierno actúe ahora en lugar de arriesgarse a un estallido en el futuro, arrastrando a Gran Bretaña de nuevo en la recesión. Se espera que el comité del Banco de Inglaterra formado tras la crisis económica para asegurar la estabilidad financiera tome medidas el jueves para calmar el mercado.


Las medidas que se tomen serán de interés internacional, ya que arrojarán algo de luz sobre hasta qué punto puede un banco central evitar que un sector específico se sobrecaliente sin echar el freno a toda la economía en su conjunto.

"Ésta podría no ser la madre de todas las burbujas de precios, pero podría ser su hermana", comentó David Blanchflower, ex miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, que ahora enseña en el Dartmouth College de Nuevo Hampshire. "¿Tiene algún sentido para la economía? La respuesta tiene que ser no".

Impulsado por el interés de adinerados inversores, una economía que mejora y un pico de demanda en un país con escasez crónica de vivienda, los precios de las casas subieron un 18,7 por ciento en la capital y en torno al 10 por ciento en el resto del país en el año terminado en abril, según estadísticas oficiales. Eso superó de lejos el 0,7 por ciento de subidas salariales, incluyendo primas, del mismo periodo.

Eso implica que los británicos tienen que pedir más dinero prestado para comprar una casa. Los propietarios británicos suelen contratar nuevos préstamos hipotecarios cada dos o tres años para aprovechar las fluctuaciones de mercado, en lugar del sistema fijo a largo plazo habitual en países como Estados Unidos. Carney describió hace poco a los acreedores que alargan sus deudas como una amenaza al sistema financiero, en buena parte porque los hogares suponen el grueso de la deuda interna.

Los bancos tradicionales han subido los tipos de interés en el pasado para intentar frenar partes infladas de la economía. Pero ese puede ser un mecanismo demasiado brusco, que dañe otros sectores de la economía aún recuperándose de la recesión. Carney es consciente del peligro, y ha dicho que no habrá una subida de tipos en varios meses.

Eso deja al Comité de Política Financiera del Banco de Inglaterra probando con nuevas medidas.

Los economistas señalan que el banco central podría recordar pruebas más duras de solvencia para los posibles compradores, o requerir a los bancos que aumenten sus reservas de capital por préstamo hipotecario. Otras opciones son límites a los préstamos, o forzar a los prestamistas a aumentar sus depósitos, así como pedir al gobierno que ponga freno a un programa llamado Help to Buy ("ayuda para comprar"), que intenta ayudar a los británicos a comprar su primera casa.