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Rastrear el hábito del consumo de café se pasa de la raya

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Rastrear el hábito del consumo de café se pasa de la raya
Foto Creative Commons
¿Debemos estar a gusto con empresas que saben, minuto a minuto, cuándo tomamos café y cómo distribuimos nuestros muebles?

Gartner, el grupo de investigación tecnológica, me envió recientemente un documento titulado "Cómo convencer a tu director ejecutivo de invertir en el Internet de las cosas cuando no sabes cómo vas a ganar dinero con la inversión". El documento enumeraba los escenarios que un defensor del Internet de las cosas puede presentar al director ejecutivo para explicar los méritos de un mundo donde todos los objetos están conectados a Internet y obtienen una gran cantidad de información. Pero sobre todo se trataba del uso de dicha información para vender más cosas. Un ejemplo sugería que una empresa de ventas de máquinas de café con conexión a Internet podría monitorizar la hora en que dichas máquinas estaban siendo utilizadas por los clientes. Aquellos usuarios que estuvieran preparando su café antes de las 6 a.m. podrían recibir una oferta aplicable a un café "extra fuerte".

Por su parte, un fabricante de muebles podría rastrear la ubicación de todas sus sillas conectadas al Internet y así detectar oportunidades de ventas debido a que "es posible que las organizaciones que muevan sus sillas de un lugar a otro frecuentemente tengan una escasez de sillas".

No estoy segura si estos ejemplos inspirarían al director ejecutivo a escribir un cheque de inmediato, pero tengo dudas serias al respecto desde el punto de vista de una consumidora. No quiero que mi cafetera se convierta en una valla publicitaria en cualquier momento del día, y definitivamente no antes de las 6 a.m.

En cuanto a las sillas, la idea de que una compañía de muebles pueda ver cómo se mueven sus productos en las oficinas a nivel mundial cae en la categoría de "escalofriante". Me imagino una pantalla gigante en un centro de operaciones de estilo Spectre donde podrían seguir estos movimientos: "Debe estar pasando algo importante en la oficina de BP en Londres. Hay por lo menos 100 sillas que están siendo movilizadas de un lugar a otro - ésta no es una sesión informativa de personal matutina normal de los lunes ...".

Una compañía de mobiliario de oficina verdaderamente emprendedora vendería esta información del movimiento de sillas en tiempo real a los fondos de cobertura los cuales, a su vez, podrían utilizarla como un indicativo temprano de las fortunas corporativas. "Han comprado 50 sillas nuevas durante el mes pasado - están expandiendo sus operaciones aún más rápidamente de lo que pensábamos. ¡Compremos!"

Por otro lado, los fabricantes de sillas podrían vender la información a sus clientes. Esto no es del todo descabellado, sino más bien una variante de los sistemas de rastreo que están siendo utilizados por un número de empresas. Bank of America, por ejemplo, ha puesto sensores en las insignias con los nombres de los empleados para seguir sus movimientos dentro de la oficina.

Estos acuerdos deben ser interesantes - y lucrativos para los abogados - porque no hay reglas claras sobre la propiedad de la información creada por el uso de la máquina de café temprano por la mañana, ni por las sillas que han cambiado de lugar. Uno no puede ser dueño de una sola parte de los datos, aunque sí puede ser dueño de una base de datos si agrupa la información en un conjunto. Es poco probable que sea sencillo decidir quién está recolectando los datos en un mundo en el cual la información fluye a través de múltiples organizaciones diferentes. Algo que es evidente, sin embargo, es que yo, como consumidora, no voy a ser propietaria de mis propios datos sobre mi consumo de café, lo cual me hace sentir incómoda.

A pesar de que muchas empresas aseguran que los consumidores se preocupan poco por su privacidad, y que están dispuestos a cambiarla por un cupón de descuento de poco valor, existen algunas áreas que se consideran "zonas prohibidas". En la escuela primaria de mis hijos no se permite ninguna filmación o fotografía. Éstos son lugares donde los objetos que obtienen datos adicionales no van a ser bienvenidos.

En el hogar, sospecho que los sensores tendrán que ser extremadamente útiles para que se les permita instalarlos. El mantenimiento predictivo de los electrodomésticos es un servicio que yo recibiría con los brazos abiertos. Si Rolls-Royce y General Electric pueden poner sensores en sus motores a reacción para alertar a los mecánicos de los fallos en desarrollo, ¿por qué no hacer lo mismo para el calentador o la lavadora doméstica? ¿Qué me importa si el termostato Nest de Google sabe mi horario y programa el aumentar o bajar la temperatura? En un mundo de dispositivos conectados, me gustaría que mi calentador recibiera una alerta del servicio meteorológico nacional antes de cualquier ola de frío, provocando que realizara pruebas diagnósticas, ordenara las piezas de repuesto necesarias, y que asegurara que - como tan a menudo sucede - no dejara de funcionar durante el primer día frío del año.

No estoy segura por qué siento que es menos personal que una empresa rastree mi uso de agua caliente a que sepa mis hábitos de consumo de café, pero así es. Y debido a que esta aplicación resolvería un problema existente real - y no sólo me vendería más cosas - incluso puedo imaginarme pagando un poco más al mes por el "servicio", ofreciéndoles el derecho a mis datos como un bono adicional.

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