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El gobierno indio quiere convertir el viaje en tren en una experiencia feliz

La inversión ascenderá a 1,1 billones de rupias

NUEVA DELHI.- El Gobierno indio ha anunciado un presupuesto récord con el objetivo de que en la India el viaje en tren sea una "experiencia feliz", y dejar así atrás la inseguridad, los retrasos y los opresivos vagones a menudo sucios y atestados.

"Estamos concentrando nuestros esfuerzos en convertir el viaje en tren en la India en una experiencia feliz", dijo hace unas semanas el ministro de Ferrocarriles indio, Suresh Prabhu, al presentar ante el Parlamento su propuesta de partida para el próximo año fiscal.

La inversión ascenderá a 1,1 billones de rupias (17.800 millones de dólares) este año, un 52 % más que el anterior, y a 8,5 billones de rupias (137.000 millones de dólares) en los próximos cinco años: unas cifras de récord.

El ministro fue claro además al afirmar que a quienes quería beneficiar con las mejoras previstas "en limpieza, confort, accesibilidad, calidad de servicio y velocidad de los trenes" eran, sobre todo, los "pobres" y el "hombre común".

En un país, la India, donde según datos de organizaciones no gubernamentales 400 millones de sus 1.250 millones de habitantes son pobres (datos oficiales muy criticados rebajan esa cifra a 270 millones), la consideración de los más desfavorecidos resulta clave.

Rakesh Kumar, de 55 años, viaja en tercera clase, en el conocido como "vagón general", y sostiene a Efe en el tren Bombay-Punjab (que cruza el oeste del país y pasa por Nueva Delhi), que algunos de los principales problemas que padecen son el mal estado de los retretes, la falta de limpieza y la inseguridad.

"La limpieza no es buena. Los lavabos no funcionan y hay basura en ellos. No viene nadie a limpiar. Tampoco viene la Policía para cuidar de la seguridad. Aunque roben o pase lo que sea, aquí no viene nadie", manifiesta Kumar, con camisa blanca y bien afeitado, deseoso de contar su experiencia.

Minutos antes, en la estación de la localidad de Faridabad (próxima a la capital india), un centenar de personas se apresuraban a empujones por subir a los vagones de tercera clase con maletas y sacos de arroz.

Algunos pasajeros, incapaces de subirse al tren, corrían con la máquina ya en marcha, pasando de puerta en puerta hasta que encontraban una ranura por la que colarse, aunque eso supusiese permanecer el viaje con parte del cuerpo fuera del vagón.

Dentro ya del tren, en tercera clase, trabajadores y familias enteras pasaban el rato, algunos de ellos con verdadero entusiasmo, como un hombre y un grupo de mujeres que no cesaban de cantar y dar palmas.

Una de las mujeres que cantaba, la optimista Sarita Singla, de 48 años, dice a Efe que "lo único" que le parece "difícil" de soportar es cuando durante el verano, con temperaturas de hasta 50 grados, los ventiladores no funcionan.

Sin embargo, estamos a mediados de marzo, en un día lluvioso y frío, por lo que algunos pasajeros utilizan los ventiladores para colocar sobre ellos el calzado mientras descansan en las literas.

"Además no nos gustan los servicios -continúa Singla-. Están siempre mojados, aunque por lo menos los tenemos para los viajes largos. Sería genial si los mejoraran", concluye.

En ese vagón -al igual que en la estación de Faridabad- los retretes desprendían un olor nauseabundo, mientras que el lavabo contiguo se encontraba totalmente inutilizado, con vasos de plástico, restos de comida y repleto de escupitajos anaranjados de "paan", el tabaco de mascar.

"La gente ensucia mucho, escupe, tira la basura al suelo. Si continúa igual, el Gobierno nada puede hacer. El de la limpieza solo viene por la mañana y por la tarde. (...) La gente se comporta mal y luego se queja del Gobierno", sostiene Chander Mohan, de 50 años.

El ministro Prabhu, conocedor de esa problemática, hizo un llamamiento a sus conciudadanos en el Parlamento, en un discurso que fue televisado en directo a la nación: "Los ferrocarriles de la India son vuestra casa rodante. Por favor, mantenedla limpia".

Según el Ministerio, a la colaboración de los pasajeros se sumarán, para mejorar los servicios, empresas profesionales de limpieza, papeleras, nuevos retretes y un aumento del número de vagones y vías para evitar las masificaciones y los retrasos, además de un plan para reformar las estaciones.

Sin embargo, cuando el tren llega a Nueva Delhi, la estación nos devuelve, con su suciedad y deterioro, a una realidad completamente diferente, y eso que un puñado de enérgicos niños de la calle colaboraban en la limpieza con la recolección entre las vías de plásticos para venderlos.