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Divorcios
Divorcios

Antes de que firmes...

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Antes de que firmes...

A mis hermanos de Comunidad Betania.

Ojalá que leas esto antes de firmar. Quizás ya lo hiciste y te estás encontrando con una dura realidad: El divorcio duele y tu dinero no rinde.

Si algo puedo decirte, como para que no pierdas toda esperanza, es que sobrevivirás. Para lograrlo, algunos consejos.

Seguro que estarás recibiendo muchos, en esta etapa de tu vida. Algunos de ellos los habrás requerido, otros llegarán, con buena fe, con morbo y hasta con malicia. Debes saber distinguir entre el consejo sano y el que es interesado.

Como hace justo una década tomé del mismo trago amargo que ahora tienes delante, sé que no es fácil este momento. Y que te será difícil distinguir y confiar.

Por eso, comparto un primer consejo: No tomes decisiones aceleradas. En muchos países, el divorcio no es “al vapor”. La ley requiere de un período de “enfriamiento”, que si no te ayuda a reconsiderar tu decisión, te dará el tiempo para pensar y tomar tus pasos cuidadosamente, sin prisas ni imprudencias.

Debes, necesariamente, contratar asesoría legal. No firmes lo que tu pareja y su abogado te presenten. Busca tu propia abogada, y entre los cuatro traten de encontrar el punto medio más justo y equilibrado que les sea posible.

Tendrán que ceder, de parte y parte. Quizás lo más difícil para lograr un divorcio lo menos traumático posible es que, para lograrlo, tendrás que ponerte en los zapatos de quien era tu pareja.

Traten, ambos, de hacerlo, porque, de lo contrario, los únicos que saldrán gananciosos de esta triste transacción serán los abogados que les acompañan.

Asume tus deberes en el contrato de divorcio con seriedad. Como un hombre digno. Como una mujer de verdad. Sobre todo al tratarse de los compromisos de la manutención de tus hijos.

Que te divorcies no implica, para nada, que no podrás llevar una relación sana con la madre o el padre de tus hijos. Lo puedes lograr, aunque te tome igual tiempo que el que estuvieron unidos.

¿Por qué te pido que procures esa relación, o por lo menos esa comunicación de doble vía y respetuosa? Por tus hijos.

Fracasar en un matrimonio, frente a tu pareja y la decisión que una vez tomaron juntos, no implica que fracasaste como padre o como madre.

Léeme bien, por favor: No te divorcies de tus hijos. ¡No lo hagas!

El tiempo sanará muchas heridas, el sabor agrio pasará y capaz llegues a olvidar el dolor por el que ahora pasas. Pero no te arriesgues, descuidando o maltratando la relación con tus hijos.

Conozco a alguien que a pesar del divorcio (¿o quizás gracias a él?) logró superarse como padre. ¡Con creces! De hecho, se convirtió en el padre con el que el siempre soñó que algún día sería.

Esa persona, que ahora te escribe, encontró una nueva esperanza. Pero iniciar de nuevo fue solo posible gracias a la constancia de haber construido esa relación tan única de un padre con sus hijos.

En la República Dominicana es muy alta la cantidad de ex esposos, sobre todo, que descuidan sus obligaciones frente a los hijos. Las decenas de miles de demandas por manutención que anualmente se registran lo confirman.

Padre: Ya fuimos estadísticas una vez, al divorciarnos. No vuelvas a serlo frente a tus hijos. A diferencia de tu pareja, ellos no te eligieron a ti. Nosotros sí a ellos.

Lamentablemente, si eres mujer, debes prepararte, sobre todo en el ámbito económico. Aunque procures, como debes, que tu pareja asuma sus obligaciones, que tu vida no dependa de ello.

Prepárate académica y profesionalmente para asumir tu nueva vida solo o sola. Es duro decirlo, pero ojalá evites llegar al divorcio contando con que el otro te va a resolver económicamente después de la separación. No apuestes a ello.

Prepárate. Alguien me escribió, en retrospectiva: “Al momento del divorcio, hay personas que muestran su peor parte, y nosotros no lo prevemos. Fue sólo después, que me encontré con el lado irracional, y el más oscuro, de la otra parte.”

El divorcio, ya lo dijo Wagner, es uno de los traumas personales, y sobre todo económicos, más fuertes que puedas enfrentar, sólo superado por el que pueden presentar los problemas de salud.

Para superarlo, invierte en tu educación financiera. Tendrás que hacer de tripas corazón, por lo que el ahorro debe convertirse en el norte de tus finanzas.

Como parte de tu nueva vida, separada o divorciado, aprovecha para replantear aquellos hábitos o comportamientos que destruían valor económico en tu vida. Ojalá que los elimines por completo.

Revalúa lo que antes tomabas por dado. Por ejemplo, el tiempo con tus hijos. No tienes que comprar su amor, ni conquistar su cariño o perdón con cosas materiales. No les hagas ese daño.

Plantéate mejor dedicarles tiempo de calidad. Así sea sólo unos pocos días al mes, pero que esos días sean los más especiales que puedas crear con ellos.

Eso no requerirá de grandes gastos. Sólo de tu presencia. No les falles, ni un solo día. Esa constancia, al acumularse con regularidad en el tiempo, sanará aquellas dudas que ahora enfrentas sobre si eres buen padre o madre.

Nunca utilices a tus hijos, ni los manipules en relación a quien fue tu pareja, o contigo mismo. Habla con ellos abiertamente sobre esta nueva etapa, pero que no se te ocurra, mujer o hombre, secuestrarlos cual rehenes indefensos para vengarte de quien fuera tu pareja.

Subestimamos lo pacientes, generosos y comprensivos que pueden ser nuestros hijos. Lo son. Mucho más que nosotros mismos. Aprendamos de ellos.

Es muy probable que el divorcio te llevará a la ruina. Si lo asumes con responsabilidad y generosidad, como espero que lo hagas, estoy casi seguro de ello.

Ahora bien, de que te quedes ahí, destruido y victimizado, o de que te superes y vuelvas a crecer, depende solo de ti.

Respira. Perdona. Vuelve a respirar. Piensa y piensa mucho. Aprende. Valora lo que tienes, y aprende de lo que perdiste. Vuelve a valorar lo que tienes.

Si lo logras, podrás ver cuán rico eres.

Te acordarás de mí.

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