Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Finanzas personales
Finanzas personales

La historia de Perla (1/2)

Expandir imagen
La historia de Perla (1/2)

“Soy un desastre.” Así comenzó mi conversación con ella, una prestigiosa doctora en medicina muy destacada por su trabajo profesional en el ámbito púbico y privado. “Yo podré saber mucho del corazón y las arterias, pero con el dinero y mis finanzas personales he fracasado.”

Me negué a creer que una persona como ella, que además tenía muy buen nivel de ingreso (de seis cifras mensuales, pues combinaba su práctica profesional con la de conferencista), no lograra tener capacidad y estabilidad financiera.

“Yo estoy seguro que no eres un desastre y mucho menos un fracaso, querida amiga”, le dije, como para ayudarla a establecer la tan importante seguridad y confianza en sí misma.

“Estoy seguro que tu malestar actual es un asunto de organización mínima y que puedes superarlo”, la animé.

“No, Alejandro, para nada. Es que de verdad, no pego ni una. Aun con lo bien que me va económicamente, tengo ya dos préstamos millonarios con un banco y la asociación de ahorros y préstamos.”

“Siento que todos los meses me descapitalizo pues tengo que pagar cuotas mensuales de RD$66 mil pesos, si me surge algún imprevisto termino sobregirándome en la tarjeta y siento que no tengo nada. ¡Lo debo todo!”

UN PRIMER Y NECESARIO PASO

“Vamos por parte”, le dije, para calmarla. “Estas cosas lo mejor es ponerle en blanco y negro, por escrito, con frialdad y tranquilidad. Te ayudaré a hacerlo.”

“¡Por favor, que me estoy hundiendo!”

“Lo haré, pero prométeme que vas a cambiar la actitud. De lo contrario, de nada servirá que hablemos de cuotas hipotecarias o tasas de interés. ¿Bien?”

“Listo. ¡Tracemos el plan, escribidor.”

“Dime algo, Perla (como llamaremos a nuestra doctora paciente). Además de organizarlas mejor, ¿Qué es lo que más quisieras ahora mismo de tus finanzas?”

“Ay, Alejandro. Me gustaría algún día cambiar mi carrito. Está viejo ya y no quieres imaginarte lo que me cuesta su mantenimiento. Pero, y perdona que suene negativa otra vez, pero yo creo que eso es imposible en mi situación actual.”

Un balance general

Perla tenía a su nombre tres activos: Una libreta de ahorros pignorada (o puesta en garantía) en su asociación de ahorros y préstamos de RD$1.5 millones, su vehículo 2002 de RD$400 mil y un apartamento de RD$6.0 millones que adquirió con el préstamo hipotecario de su asociación y sus ahorros de 20 años de práctica.

“Tienes RD$8 millones en activos. Pobre no eres, Perla. Aunque vamos a ver cómo los financiaste.”

En su pasivo, Perla tenía RD$2.6 millones que debía a la asociación por la adquisición de su vivienda (garantizado por el apartamento y, en adición, por su libreta, de la que no podía retirar salvo que sea tomando un préstamo contra ella.)

Además tenía un préstamo sin garantía de RD$600 mil tomado con un banco, que había tomado para atender gastos e imprevistos que se habían acumulado (“Ni cuenta me di, Alejandro”) y que ella había pagado, sin mucho control y financiándose, con una tarjeta de crédito.

“Querida”, le animé, “pero tú tienes una posición financiera bastante buena... Tu patrimonio o tus activos netos (de lo que debes) suman RD$4.7 millones. ¡Ojalá muchos médicos u otros profesionales poder contar con esa solvencia!”

UNA PROPUESTA INDECENTE

“Alejandro... Visto de esa forma, estoy bien. Pero... ¿Por qué me siento peor ahora que como estaba hace 20 años cuando estaba comenzando?”

“Hay varias razones, querida Perlita. Y prometo responderte. Pero antes, quiero hacerte una pregunta.”

“La que quieras, que estoy en tus manos como están mis pacientes cuando me toca operarlos” se rindió Perla.

“¿Qué tal si trabajamos en un plan para reducir tu deuda un 16%, le tumbamos 50% a la cuota mensual de tus préstamos y te libramos de tus pasivos un par de años antes de lo previsto...?”

Perla me interrumpió: “Diría que estás loco, mi querido escribidor...”

“No he terminado”, la regañé cariñosamente. “Y si además de lo anterior te dijera que no solamente te vas a comprar esa jeepetica nueva que querías sino que estableceremos un fondo o ‘clavito’ que te permitiría enfrentar cómodamente imprevistos o emergencias de hasta tres meses de gastos fijos, sin que tengas que volver a recurrir a las tarjetas de crédito?”

“Bueno, Alejandro. Pensaba que la que estaba mal era yo... Pero tu caso es peor: ¡Mínimo en la Padre Billini te tendré que internar!” exclamó, incrédula, Perla.

Sonreí.

“Doctora de poca fe, la medicina para tu receta financiera está en tus mismas manos y ni cuenta te has dado.”

Visita nuestro portal Argentarium.com

TEMAS -