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Bajar para subir

Muchos comerciantes se han dado cuenta de que dadas ciertas condiciones es posible ganar más bajando los precios. Más difícil ha sido convencer a las autoridades fiscales de que, en determinadas circunstancias, las recaudaciones pueden elevarse si se rebajan las tasas de los impuestos. Y aún más difícil es persuadir a las organizaciones sindicales de que, en algunas situaciones, una disminución de los costos laborales de las empresas puede conducir a mejores oportunidades de trabajo.

La persuasión se dificulta en este último caso por la identidad de los beneficiarios. El comerciante que rebaja sus precios es el mismo que puede ver sus ventas crecer, y es el mismo Estado que reduce los impuestos el que puede recaudar más, pero quienes pueden ser más favorecidos con el descenso de las cargar laborales no son los que están empleados e integran los sindicatos, sino los que no tienen trabajo.

El gobierno francés, supuestamente de vocación izquierdista, ha hecho de la reforma laboral el centro de su lucha contra el desempleo, actualmente en el 10% en total, pero en el 25% entre los jóvenes. Procura estimular la contratación de trabajadores flexibilizando los derechos adquiridos y facilitando los despidos, y espera que eso le ayude a recobrar la popularidad que ha perdido.

Llevan dos meses ya las protestas en contra de esa iniciativa, y su grado de violencia ha venido aumentando. No convence a los sindicatos que haya que bajar para poder subir, o que el empleo vaya a aumentar. Consideran la propuesta como un atentado a la seguridad laboral para favorecer a los ricos y a los empresarios. Aunque lideradas por las centrales de trabajadores, en las manifestaciones han participado también muchos jóvenes, quienes serían los alegados beneficiarios de los cambios.

Como 350 de sus miembros han sido lesionados en las protestas, la policía decidió hacer su propia marcha para dar testimonio de su frustración.

gvolmar@diariolibre.com

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