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Al borde del precipicio (II de II)

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Al borde del precipicio (II de II)

El precipicio fiscal. Lo que significa el precipicio, y por qué los problemas del déficit de los Estados Unidos son tan insolubles. 

¿Y ahora qué?

El agrupamiento de tantos ajustes fiscales en un determinado momento fue a la vez deliberado y quizás inevitable, tomando en cuenta las divisiones políticas y lo que estaba en juego. Los déficits de los Estados Unidos han excedido un trillón de dólares durante cuatro años seguidos. A pesar de que el déficit ha disminuido de 10% del PIB en el 2009 a 7% en el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre (ver gráfico), es todavía más alto que en cualquier año desde el 1946. La cifra debe disminuir en los próximos años en la medida que la economía se recupera. Pero si no hay cambios en la ruta actual de impuestos y gastos, la Oficina de Presupuesto del Congreso considera que empezará a subir de nuevo en el 2019, alcanzando un incosteable 7% para el 2023 en la medida que el costo creciente de los cuidados de salud y las pensiones empiece a inundar el presupuesto.

Eugene Steuerle, quien trabajó en el Departamento del Tesoro durante el gobierno de Reagan y ahora es un erudito del Urban Institute, un centro de investigación, dice que el problema actual es mucho más grave que los anteriores debido a que la estructura de impuestos y de gastos ha sido tan desastrosamente distorsionada que no hay forma de repararla sin un dolor generalizado. Esto, a su vez, alimenta la división entre los partidos, ya que la solución necesaria requerirá de aumento de los impuestos o recortes de gastos a un nivel que uno de los partidos, o los dos, considerarán repugnante.

La reelección de Obama y la inesperada mejoría de los demócratas en el Congreso les han dado el mayor poder de decisión, pero no carta abierta. Los dos temas principales son las tasas impositivas y las prestaciones. Originalmente Obama solicitó US$1.6 trillones en mayores ingresos durante la próxima década, a pesar de que se dice que lo redujo a US$1.4 trillones. Boehner oficialmente ofreció US$800 mil millones en mayores ingresos -una enorme concesión para un republicano- siempre que provenga de limitaciones a las deducciones, exenciones y otras lagunas (colectivamente denominados gastos tributarios), en lugar de aumentar las tasas. Obama prácticamente ha cerrado la puerta a ese enfoque. Gene Sperling, su asesor económico principal, dice que es imposible recaudar una suma como US$1 trillón simplemente cerrando las lagunas de los ricos una vez que se toman en cuenta las excepciones realistas, tales como las donaciones caritativas. Como mucho ese enfoque resultaría en cerca de US$400 mil millones.

Obama está abierto a la reforma impositiva, incluyendo a las corporaciones, cuyo apoyo él necesita para lograr la negociación con los republicanos. Pero no de inmediato. Él preferiría obligar a los republicanos a extender los recortes de impuestos de la clase media y permitir que suban los de los ricos como un pago anticipado de la disminución del déficit. Eso proveería un nivel más alto del "presupuesto base" de los ingresos que podría entonces ser redistribuido en negociaciones de la reforma fiscal este año.

Aun cuando algunos republicanos insinúan que harán concesiones sobre las tasas impositivas, se quejan de que Obama no ha hecho lo mismo con relación al gasto. Solo ha ofrecido US$400 mil millones en recortes, que apenas roza el problema principal: el creciente costo de las prestaciones, especialmente la Seguridad Social (pensiones) y el Medicare y Medicaid, que proveen cuidados de salud para las personas mayores y los pobres, respectivamente. Obama ha propuesto recortar los honorarios de Medicare de los hospitales, hogares de ancianos, fabricantes de medicamentos y otros proveedores de cuidados de salud. Pero los actuarios de Medicare dudan que esa estrategia sea sostenible a largo plazo, debido a que los proveedores cada vez perderán más dinero en los pacientes de Medicare y eventualmente no los aceptarán.

A los republicanos les gustaría ver cambios en la elegibilidad o los beneficios, tales como indexación por inflación menos generosa para la Seguridad Social, primas más altas para los beneficiarios afluentes de Medicare, y un aumento en la edad de elegibilidad para Medicare de 65 a 67. En el pasado, Obama estaba abierto a estas propuestas, pero la oposición demócrata parece haberse fortalecido. Dice Nancy Pelosi, la líder demócrata en la Cámara, que el elevar la elegibilidad de Medicare le "pide a los ciudadanos más vulnerables pagar más para que resulte en muy poco en términos de reducción del déficit a largo plazo".

Esto no significa que los demócratas se rehusarán a incluir recortes a los beneficios en la negociación. Pero "lo que los demócratas están preparados a dar dependerá del monto general de ingresos que los republicanos estén dispuestos a generar", según un líder demócrata.

A pesar de que el déficit ha disminuido de 10% del PIB en el 2009 a 7% en el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre, es todavía más alto que en cualquier año desde el 1946. La cifra debe disminuir en los próximos años en la medida que la economía se recupera. Pero si no hay cambios en la ruta actual de impuestos y gastos, la Oficina de Presupuesto del Congreso considera que empezará a subir de nuevo en el 2019.

© 2012 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved.

De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com