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Acusaciones de caos y cultura machista ponen a Uber en rumbo de colisión

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Acusaciones de caos y cultura machista ponen a Uber en rumbo de colisión
Uber es una aplicación móvil. (FOTO SHUTTERSTOCK.)

Acusaciones de acoso hechas por una ex ingeniera podrían resultar perjudiciales.

Cuando el fundador de Uber Travis Kalanick le dio la bienvenida a Arianna Huffington a la junta de la compañía de transporte privado el año pasado, elogió su “inteligencia emocional” y se refirió a su best-seller sobre el sueño. La Sra. Huffington va a necesitar mucho de lo primero y va a obtener muy poco de lo segundo en las próximas semanas.

Ella es la directora de Uber escogida por el Sr. Kalanick para llevar a cabo “una exhaustiva investigación independiente” sobre las denuncias de acoso sexual contra la compañía por parte de una ex ingeniera.

“Lo descrito aquí es aborrecible y va en contra de todo lo que creemos”, escribió en Twitter el Sr. Kalanick el domingo sobre la larga descripción de Susan Fowler de cómo el departamento de recursos humanos de Uber ignoró sus quejas acerca de los avances sexuales de su jefe.

La Sra. Fowler escribió que los mensajes enviados a través de un sistema de chat de la compañía eran “tan claramente inapropiados” que inmediatamente los denunció ante el departamento de recursos humanos. Alega que ese departamento y la “gerencia” reconocieron que los mensajes equivalían a acoso sexual, pero que no “se sentían cómodos dándole algo más que una advertencia y una amonestación verbal” porque era su “primer delito” y “tenía muy buenos resultados”. Posteriormente, la Sra. Fowler afirma que descubrió que otras mujeres habían hecho denuncias contra el mismo gerente. Dejó la empresa en diciembre de 2016, momento en el que ya, escribió, la proporción de mujeres en su parte de la organización había descendido del 25 por ciento al 2 por ciento, y la unidad estaba “en completo y constante caos”.

El caos es un principio operativo de muchas empresas “startup” de tecnología (recordemos uno de los primeros lemas de Facebook “hay que moverse rápido y romper cosas”). De la misma manera, en muchas de ellas también existe una cultura dominada por los ingenieros hombres, y con esa cultura se producen denuncias ocasionales de comportamientos sexistas, y cosas peores.

Parece sorprendente que esta potente mezcla no explote más a menudo. La Sra. Fowler explica por qué no sucede. Ella y otras permanecieron en Uber, a pesar de — y en parte debido a — el entorno desordenado. “Manteníamos las cabezas bajas y hacíamos un buen trabajo (a veces excelente) a pesar del caos”, escribió. “Nos encantaba nuestro trabajo, nos encantaban los desafíos de ingeniería, nos encantaba hacer funcionar la loca maquinaria de Uber”.

Todas las empresas de rápido crecimiento experimentan un momento en el que tienen que empezar a imponer más controles formales sobre lo que anteriormente era un grupo pequeño y autorregulado. A veces el primer signo de esta madurez creciente es el nombramiento de un funcionario de recursos humanos. Pero a veces, se necesita una crisis para cambiar el comportamiento. El año pasado, la relajada cultura en Zenefits, una compañía corredora de seguros de salud, llamó la atención de los reguladores y la admisión de su nuevo director ejecutivo que “muchos de nuestros procesos internos, controles y acciones en cuanto al cumplimiento han sido inadecuados”.

Como Uber se ha apresurado a expandirse, ha enfrentado una serie de polémicas, incluyendo recientemente una disputa con los usuarios sobre cómo la compañía reaccionó a la huelga de taxistas de Nueva York en respuesta a las prohibiciones de viaje impuestas por la administración Trump. “Siempre hemos creído en defender lo correcto”, dijo el Sr. Kalanick, en un intento por reparar el daño que sufrió la reputación a causa de esa disputa. La descripción de Uber hecha por la Sra. Fowler sugiere que la compañía ha crecido a una velocidad tan vertiginosa que incluso ese principio básico ha sido descuidado por su equipo de recursos humanos y sus administradores. Dado el potencial efecto dominó de esas alegaciones respecto a otros empleados y a los usuarios, el Sr. Kalanick necesitará toda la inteligencia emocional de la Sra. Huffington para evitar un accidente automovilístico.

Por Andrew Hill (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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