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Grandes ventajas de los viajes de negocios

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Grandes ventajas de los viajes de negocios
Una investigación sobre los aspectos negativos de los viajes al extranjero pasa por alto tres grandes ventajas. (SHUTTERSTOCK)

Los viajes de negocios no son atractivos. No son saludables, son agotadores y solitarios. Así lo asegura un artículo científico — y muchos viajeros de negocios estarán de acuerdo inmediatamente.

Esto se debe en parte a que estas desventajas son ciertas, pero sobre todo porque los viajes de negocios provocan la envidia de los amigos, la familia y, en especial, de los colegas que quedan atrás en la oficina. Y aquellos que logramos salir de viaje no queremos divulgar que, a pesar de los inconvenientes, los viajes de negocios son algo que hay que envidiar.

Antes de examinar la razón de esto, veamos el argumento en contra, según lo presentado por Scott Cohen, de la Universidad de Surrey, y por Stefan Gössling, quien es profesor de dos universidades suecas.

El problema más frecuentemente discutido de los viajes de negocios es el “jet lag”. Los dos investigadores dicen que sus efectos van más allá de la interrupción del sueño y la digestión. “El jet lag puede incluso apagar los genes que están relacionados con el sistema inmunológico, aumentando así el riesgo de tener un ataque al corazón o un derrame cerebral”, escriben.

Volar, ya sea con frecuencia o de vez en cuando, aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda. Los autores citan un documento alarmante que plantea que uno de cada 10 viajeros en vuelos largos desarrolla trombosis venosa profunda asintomática “de la cual se deriva la posibilidad de desarrollar coágulos sanguíneos fatales”.

Lo que es peor, dicen, los pasajeros que vuelan 85,000 millas al año están expuestos a una radiación superior al límite reglamentario. La tripulación de vuelos comerciales está expuesta a más radiación que los trabajadores nucleares.

Además, los cónyuges y los hijos a menudo se sienten abandonados. Los viajeros se sienten culpables. Se afectan las relaciones con la comunidad local. Un estudio de 1997 del uso del seguro médico por parte de 10,000 funcionarios del Banco Mundial descubrió que aquellos que viajaban hicieron casi tres veces más uso del seguro por problemas psicológicos que aquellos que no viajaban.

Hay que lidiar con la prisa por terminar el trabajo antes de salir de viaje, las molestias, los retrasos, las “muy marcadas diferencias de temperatura, humedad, altitud y contaminación, así como los olores, sonidos y sabores diferentes”.

Suena terrible. Entonces ¿por qué nunca, en décadas de viajes de negocios, he perdido ese sentido de anticipación mientras espero en la puerta de embarque? Y ¿por qué, a pesar de la incómoda rigidez de los vuelos en clase económica, nunca me canso de llegar a esos diferentes sonidos, lugares de interés, idiomas y al glorioso, sofocante, caliente y tranquilo aire — tan bienvenido, especialmente si vives en Londres?

Porque los viajes, especialmente si se tiene un hogar seguro al cual regresar, son una aventura, y los viajes de negocios, cuando son pagados por otras personas, son un privilegio.

Mucho de lo que dice el trabajo de investigación es cierto, pero la mayor parte se aplica a los viajes excesivos, que es el tipo de viaje que no le permite a una persona recuperarse del viaje previo antes de embarcarse en el siguiente.

Los viajes de negocios tienen tres grandes ventajas. En primer lugar, te llevan a lugares que no visitarías en tus vacaciones. Sin viajes de trabajo, dudo que yo hubiera experimentado el futurismo maníaco de Shanghái o la inesperada elegancia de Bogotá. No creo que hubiera visitado Chicago, sin duda la ciudad más subvalorada de EEUU.

En segundo lugar, los viajes de negocios son, si se planean de forma sensata, menos agotadores y más gratificantes que los viajes de ocio. Ya existe un calendario organizado de reuniones, lo que les da cierta estructura a los días.

En lugar de apresurarte tratando de verlo todo, como sucedería en vacaciones, puedes emplear las horas libres para visitar una galería de arte, caminar por la ciudad o, como hice una vez en Cork, parar un taxi y pedirle al conductor que te muestre algunos lugares interesantes.

Hay viajes cortos donde sólo se ve el aeropuerto y las oficinas de otras personas, pero cualquier viajero experimentado sabe cómo tomar otro vuelo ligeramente más temprano o el vuelo de regreso más tarde para tener un poco de tiempo extra sin molestar al departamento de gastos.

En cualquier caso, nunca he entendido el problema con visitar las oficinas de otros. Ésta es la tercera y más importante ventaja de los viajes de negocios: a diferencia de los viajes de vacaciones, realmente puedes llegar a conocer a los lugareños.

Esto se puede lograr en sus oficinas. Se puede incluso conocer a los colegas locales en la oficina de la propia filial. Pero después de hablar con ellos sobre el trabajo, se les puede preguntar acerca de ellos mismos, sus familias, sus vidas y su país.

Si hay que ir a comer con ellos, probablemente te llevarán a algún lugar que no habrías encontrado por ti mismo.

Eso no significa que debamos descartar los documentos de investigación. Los debemos valorar. Si nuestros empleadores piensan que la estamos pasando mal en nuestros viajes, probablemente querrán que sigamos viajando.

(c) 2015 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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