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La deficiente Convención Republicana de Donald Trump

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La deficiente Convención Republicana de Donald Trump
Donald Trump (FOTO SHUTTERSTOCK)

El candidato republicano aún no ha presentado una campaña seria.

Actualmente, el propósito principal de una convención presidencial estadounidense es presentar el candidato al público. Donald Trump no requiere una introducción. A excepción de Ronald Reagan, quien durante décadas había sido muy familiar para televidentes en el país, ningún candidato ha disfrutado del reconocimiento que tiene el protagonista famoso de programas de telerrealidad.

El otro propósito es asegurar que el público apruebe lo que se está presentando. ¿El Sr. Trump tiene el temperamento para encabezar la cadena de mando nuclear de EEUU? ¿Tiene el carácter para unificar un país polarizado? En ambos aspectos el Sr. Trump no ha podido aminorar las dudas que él generó durante su campaña excepcionalmente brutal durante las elecciones primarias. Una cosa es lanzar una adquisición hostil del Partido Republicano. Otra cosa es persuadir al electorado general de que él tiene las habilidades necesarias para ser el líder de EEUU. Hasta el momento, el Sr. Trump no ha demostrado que entiende la enormidad de este reto.

Encabezar una campaña también es una evaluación de competencias. El Sr. Trump pudo navegar el proceso de las elecciones primarias con sólo su avión privado y su cuenta de Twitter. Pero la raída naturaleza de su operación ha sido expuesta bajo las luces potentes de la convención nacional. Melania Trump, la posible primera dama, descarriló el evento durante la primera noche cuando se reveló que había plagiado algunos párrafos del discurso de Michelle Obama en la convención de 2008. Hasta pruebas básicas de software hubieran detectado el problema. Su error fue precedido por las protestas bulliciosas de los delegados de la facción “Never Trump” (Nunca Trump) y el intento insensato por callarlos del equipo de Trump.

No mejoraron las cosas la segunda noche. Aunque esa parte del programa estaba titulada ‘Trabajemos para que EEUU funcione de nuevo’, casi ninguno de los oradores mencionaron la economía estadounidense. En vez, Chris Christie, el gobernador de Nueva Jersey, dominó el horario estelar de la segunda jornada con un discurso insultante sobre la presunta criminalidad de Hillary Clinton. Él invitó a los delegados a gritar “Culpable” y “A la cárcel” y la mayoría respondió con mucho entusiasmo. Este tipo de demagogia no va a atraer a los votantes centristas.

El Sr. Trump también se enfrenta a otra meta: unificar al partido. Había pocas probabilidades de él pudiera convencer a George H W Bush o a George W Bush a presentarse en su coronación. Criticó demasiado a la familia Bush en su camino hacia la victoria. Sin embargo, no se esforzó por congraciarse con las pocas figuras poderosas del partido a las que sí persuadió a asistir a la convención en Cleveland. El orador más importante fue Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, cuyo discurso a favor del Sr. Trump fue una crítica envuelta en un elogio. El Sr. Ryan sólo mencionó el nombre del presunto candidato dos veces en su discurso de apertura, cuyo tema principal fue un llamado a los republicanos a tratar con respeto a todos los estadounidenses, independientemente de su raza, religión o posición en la sociedad.

El blanco aparente del mensaje del Sr. Ryan era el partido demócrata; pero quienes lo hayan escuchado saben que sus palabras estaban dirigidas al Sr. Trump. Si el candidato estaba escuchando, debería de tomar los consejos del Sr. Ryan. Las elecciones primarias se ganan con los extremos. Las elecciones generales dependen del centro. Es casi imposible que el Sr. Trump gane la presidencia si sólo cuenta con el apoyo de enfadados votantes de raza blanca.

Los próximos días son muy importantes para la campaña del Sr. Trump. El jueves, el Sr. Trump se dirigirá a la nación cuando acepte la nominación del partido republicano. Tendrá la tentación de seguir con la misma fórmula que ha funcionado hasta el momento. Eso sería un error. El Sr. Trump tiene suerte con respecto a su oponente. La Sra. Clinton lo tiene también. La elección presidencial de 2016 es unívoca porque el electorado estadounidense desconfía de ambos candidatos. Nadie ha llegado a la Casa Blanca con un índice de confianza negativo. Una útil estrategia para ganar la confianza de los indecisos es convencerlos de tienes un plan competente para tu gobierno. Éste sería un buen momento para que el Sr. Trump comenzara a hacerlo.

Por FT View (c) 2016 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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