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Trump suscita exámenes de conciencia entre los votantes evangélicos

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Trump suscita exámenes de conciencia entre los votantes evangélicos
Donald Trump. (FOTO ARCHIVO.)

La fe en el candidato republicano se está erosionando entre la derecha religiosa.

Michael Demastus, pastor de una pequeña iglesia cristiana a unas pocas millas al este del aeropuerto de Des Moines en Iowa, está convencido de que la presidencia de Hillary Clinton traería más abortos, menos libertad religiosa y el fin del matrimonio tradicional.

Al igual que la mayoría de los evangélicos de Iowa, él normalmente vota por los republicanos. Su esposa Shannon respalda a Donald Trump. Pero el Sr. Demastus, a quien le repugna el carácter y el comportamiento del candidato, dice que votará por un candidato alternativo.

“Donald Trump es el peor de los posibles candidatos que el partido republicano podría haber presentado”, dice.

La familia Demastus refleja una creciente división entre los evangélicos que podría tener consecuencias para las cada vez más débiles esperanzas del Sr. Trump de alcanzar la Casa Blanca. Tras la divulgación de una cinta de audio grabada un 2005 donde se escucha al Sr. Trump presumir de agarrar los genitales de las mujeres y las posteriores denuncias de agresión sexual hechas por varias mujeres, muchos cristianos conservadores están divididos entre la aversión a la Sra. Clinton y su reconocimiento de que el estilo de vida del Sr. Trump dista mucho de ser lo que Cristo predicaba.

Apenas la semana pasada, la revista nacional Christianity Today, el destacado comentarista evangélico Eric Erickson, y Beth Moore, la fundadora de un ministerio para la mujer basado en la Biblia en Houston, arremetieron contra el Sr. Trump. Los estudiantes de la Liberty University en Lynchburg, Virginia, la cual tiene como propósito desarrollar “hombres y mujeres cristocéntricos”, también escribieron una carta abierta en la que reprenden al presidente del colegio, Jerry Falwell Jr, por apoyar al Sr. Trump.

El conflicto entre cristianos conservadores amenaza las probabilidades del Sr. Trump de ganar este estado clave, que el presidente Barack Obama ganó en 2012. Los evangélicos constituían 64 por ciento de los asistentes a las reuniones electorales republicanas de nominación de candidatos en enero, según la encuestadora Ann Selzer. Podrían representar hasta casi el 40 por ciento del electorado del estado en noviembre.

Los funcionarios locales de la campaña de Trump, animados por una reciente encuesta que lo mostró con cuatro puntos de ventaja sobre la Sra. Clinton, están optimistas acerca de las posibilidades de ganar Iowa. El Sr. Trump está respaldado por varias figuras cristianas nacionales, incluyendo James Dobson y Tony Perkins, jefe del Family Research Council. El 28 de septiembre, la campaña de Trump en Iowa reveló una coalición cristiana de 650 personas incluyendo al destacado presentador de radio Jan Mickelson.

El motivo republicano más poderoso es el odio hacia la Sra. Clinton entre muchos evangélicos, quienes están sumamente preocupados por cuestiones como el aborto y la probabilidad de varias vacantes en la Corte Suprema.

“Quizás él no sea la mejor opción, pero hay mucho en juego”, dice Steve Scheffler, jefe de Faith and Freedom Coalition de Iowa. “Hillary Clinton es la candidata más corrupta y éticamente viciada que haya sido nominada jamás”.

Si la Sra. Clinton gana, dice, el país estará en un “camino hacia el socialismo del que nunca podrá recuperarse . . . arruinaría la república, perderíamos todas nuestras libertades”.

Sin embargo, el reto del Sr. Trump en Iowa es evidente en las dudas expresadas por Robert Vander Plaats, tres veces candidato a gobernador republicano, y destacado líder evangélico quien se ha reunido en forma privada con el Sr. Trump y dice que continúa orando sobre qué hacer el día de la elección.

“Creo que ha perdido muchísimo apoyo dentro de la comunidad evangélica aquí”, dice el Sr. Vander Plaats.

Para muchos cristianos, el problema es el carácter del Sr. Trump. El atrevido empresario se ha casado en tres ocasiones y rutinariamente menosprecia a sus críticos, incluyendo a un reportero discapacitado. Además, recientemente surgió una cinta en la que se le escucha hacer alarde de acciones que constituirían agresión sexual.

Por David J. Lynch (c) 2016 The Financial Times Ltd. All rights reserved