Cementerio de aerolíneas

El cementerio de aerolíneas dominicanas, si éste existiese, tendría muchas lápidas. Algunas de las enterradas allí son recordadas por antiguos clientes y empleados, pero otras, más pequeñas o efímeras, están ya casi olvidadas por completo. Entre las difuntas está Dominicana de Aviación, conocida antes como la CDA, pero junto a ella yacen otras, como Aerovías Quisqueyana, Dominair, Alas Nacionales, APA International, Hispaniola Airways y Aeromar.

En general, los sucesivos gobiernos dominicanos testigos de los fallecimientos no dieron grandes muestras de tristeza o solidaridad. Por el contrario, prevaleció en círculos oficiales la creencia de que las aerolíneas nacionales no eran realmente necesarias, siempre que el país estuviera servido por compañías extranjeras dotadas de más rutas y equipos que lo que nuestras líneas podrían tener. Más aún, se vio a las empresas dominicanas como un peligro, pues al ser portadores de la bandera dominicana cualquier deficiencia en sus niveles de seguridad y confiabilidad de sus horarios que dieran lugar a percances o quejas, podrían afectar la imagen o responsabilidad del país.

Políticas cónsonas con esa visión, como la de cielos abiertos, han dominado el ambiente reglamentario dominicano desde hace años, celebrándose como triunfos la llegada de nuevos aerolíneas, tantas como sea posible. Dado que no hay garantías de continuidad o estabilidad, hemos sufrido las consecuencias del retiro antojadizo de varias de estas compañías, así como las alzas arbitrarias de tarifas que han decidido imponer.

Un lugar especial en el cementerio es ocupado por Dominicana de Aviación, a la que ni siquiera su carácter estatal pudo salvar. De hecho, muchos de los que la conocieron en vida opinan que entre las causas de su desaparición estuvo la injerencia y despilfarro que dicho carácter promovió en varias ocasiones, cargándola de deudas, empleados y gastos superfluos.

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Gustavo Volmar