Como anillo al dedo

Dice después que no lo dijo. Que fue tergiversado o mal interpretado. Que “generalmente” hay un solo país en una isla. Y que sería ridículo hablar de unificación.

Pero lo cierto es que, sea cuál fuera su intención, las declaraciones del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) a una cadena de noticias rompe la discreción que habitualmente rodea a las pesquisas sobre asuntos internacionales conflictivos.

No es usual que apenas concluida la visita de una delegación encargada de verificar los hechos sobre el terreno en ambas naciones, el principal ejecutivo de un organismo que se supone imparcial proceda a formular sus criterios personales sobre el particular. Fue, por lo tanto, una declaración desafortunada y extemporánea, que revela una deplorable falta de tacto diplomático y perjudica la percepción de objetividad del informe de la misión encargada de elaborarlo.

En materia de conflictos, la discreción durante el proceso suele ser considerada como esencial para la efectividad de cualquier mediación o discusión directa entre las partes. Un caso reciente en el ámbito político, como fue la reapertura de relaciones entre los EE.UU. y Cuba, se condujo en completo secreto hasta que fue anunciado simultáneamente por ambas partes. De otra manera no habría tenido ninguna posibilidad de éxito. Otros ejemplos, más antiguos, fueron la iniciativa de Nixon respecto a China, y el acuerdo de paz entre Egipto e Israel.

También en la esfera de la economía, la discusión de las diferencias entre empresas, compañías y sindicatos, acreedores y deudores, y un país con otro, suele ser mantenida en un ambiente de sigilo. Muchas han fracasado, o se ha demorado la solución, por causa de opiniones que comprometen y polarizan posiciones.

No hay que olvidar que en ambos lados de la frontera hay quienes son favorecidos por la continuación de la presente confrontación. Las declaraciones de Almagro deben haberles caído como anillo al dedo.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar