Costo de la monarquía

Los gastos de los gobiernos democráticos son pagados por los ciudadanos con los impuestos. Aún si esos gastos se financian con préstamos, el costo final sigue cayendo sobre los contribuyentes, aunque la carga haya sido desplazada hacia el futuro.

En las monarquías constitucionales que persisten en el mundo, el Reino Unido entre ellas, al costo de sostener el gobierno se añade el de mantener al soberano y sus familiares más cercanos.

De vez en cuando surgen allá movimientos que promueven eliminar la monarquía, pero, al menos en el Reino Unido, no luce probable que eso vaya a suceder en el futuro previsible.

De hecho, extrañamente, hay quienes afirman que el Reino Unido gana con la monarquía, por razones que datan desde el 1066. En ese año, Guillermo el Conquistador expropió muchos terrenos rurales y urbanos, los convirtió en propiedades reales, y en lo adelante cobró rentas a sus usuarios, enriqueciendo a la realeza y sus servidores. Pero esas rentas, muchas calculadas según el valor de las cosechas, eran fluctuantes, lo que motivó que en el año 1760, el rey Jorge III acordara entregarlas al Parlamento a cambio de una asignación fija que se conoció como la Lista Civil.

La validez del acuerdo era sólo durante su reinado, pero todos los monarcas subsiguientes, incluyendo a la actual reina Isabel II, lo han ratificado al ceñirse la corona.

Se estima que el valor de esas rentas ha superado por mucho al monto de la asignación, y desde el 2010 la reina recibe sólo un 15% de ellas, lo que permite que se diga que la monarquía subsidia al Reino Unido y no al revés.

No es así, dicen otros, pues la expropiación original de las propiedades se justificó en base a que los gastos y deudas del gobierno corrían en ese entonces por cuenta del monarca, situación que ya no existe en la actualidad.

A pesar de que aquí no tenemos monarquía, eso no impide que varios políticos y sus allegados vivan como reyes.

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Gustavo Volmar