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El bueno y el malo

En una parte de su última exposición sobre el déficit cuasifiscal, el Banco Central describe la colocación de certificados que ha venido llevando a cabo como una garantía para la estabilidad, que contribuye al crecimiento económico, a la generación de empleos y a la recepción de inversión extranjera directa. Pero más adelante, en el mismo documento, califica la problemática cuasifiscal como un flagelo.

Visto así, el déficit es el malo de la película, y la venta de certificados es el bueno que combate sus maléficas actuaciones. No hay razón, nos dice el BC, para inquietarse porque el monto de los certificados emitidos haya alcanzado el nivel sin precedentes del 12.6% del PIB. Quizás lo preocupante debería ser el déficit cuasifiscal anual, pero el BC agrega que tampoco debemos desvelarnos por eso, pues su relación con el PIB está bajo control y ha venido disminuyendo, hasta el 1.4% en el 2015.

Visto de otra forma, el déficit y los certificados representan realmente las consecuencias de no haber reconocido las pérdidas derivadas de la crisis bancaria como un compromiso directo del Estado, susceptible de ser contabilizado como deuda pública y manejado a través del presupuesto nacional. Fue, probablemente, un modo de amortiguar el golpe, pues otra hubiera sido la reacción de la población si como resultado de la crisis se hubieran creado nuevos impuestos especializados, despedido empleados públicos o recortado servicios sociales para cubrir esas pérdidas.

Pero la selección de un mecanismo gradual de compensación o recapitalización, desde el presupuesto a favor del BC, en lugar de una transferencia gradual de los pasivos desde el BC a Hacienda, dejó abierta la posibilidad, como en efecto ocurrió, de modificar el esquema original a fin de aligerarle el costo al gobierno. Se requiere, como señala el BC, regularizar el proceso de compensación, a fin de sincerar la situación y preservar la estabilidad.

gvolmar@diariolibre.com

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