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Literatura
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Entre libros y librerías

Escribir un libro ha sido comparado con la siembra de un árbol, siendo considerado un aporte a la sociedad y a las generaciones futuras. Pero si los libros son algo tan valioso, ¿por qué tantas librerías han desaparecido en los últimos años? En nuestro país sólo la Cuesta y un puñado de otras sobreviven, algunas de ellas más bien papelerías y centros de impresión con algunos libros y revistas.

En los EE.UU. y a punto de cumplir cien años de edad, Barnes & Noble es la única cadena de librerías remanente. Borders, Dalton, Crown, Waldenbooks, Book Stop y las demás son cosas del pasado, por no mencionar las muchas librerías individuales idas a la quiebra. Para sobrevivir, aparte de libros la cadena vende café, películas, periódicos, música, juegos, programas y tabletas, y hace tres años anunció estar buscando compradores, no para los libros sino para ella misma, luego de que el valor de sus acciones bajara un 52% en doce meses.

El futuro aparenta estar en los libros digitales, servidos electrónicamente a domicilio a un equipo lector, con entrega inmediata, sin tener que comprar muebles para guardarlos, sin consumir papel o tornarse amarillentos, y a una fracción del costo de los libros impresos.

El avance de los libros digitales ha ido de la mano de las ventas de dispositivos electrónicos, como tabletas y lectores especializados, y el aumento de tamaño de las pantallas de los teléfonos ha permitido que éstos puedan ser usados también para lectura de libros. Aún así, se estima que sólo una tercera parte de los adultos estadounidenses ha leído un libro digital alguna vez en su vida.

Se atribuye a los libros digitales contribuir con la democracia y la difusión de las ideas. Dado que el costo de poner un libro en línea (aparte de escribirlo, por supuesto) es pequeño, los autores se pueden librar del yugo de las casas editoriales, las cuales antes decidían qué y cuándo se publicaba y quién lo hacía.

gvolmar@diariolibre.com

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