Fluctuaciones bursátiles

La relativa simplicidad del mercado financiero dominicano, en el que predominan títulos emitidos por Hacienda y el Banco Central, no se negocian acciones, y apenas comienzan a operar fondos de renta variable, nos protege parcialmente de las fluctuaciones especulativas que aquejan actualmente a otros mercados.

El alza de los índices bursátiles a nivel mundial en los últimos años, fruto de emisiones monetarias y políticas de bajísimas tasas de interés, ha hecho surgir percepciones cada vez más extendidas acerca de la vulnerabilidad de ese auge, las cuales provocan fuertes reacciones ante cualquier evento interpretable como señal de debilidad.

Partiendo del criterio de que las expectativas y las actuaciones de los inversionistas son contagiosas, es común que en los mercados existan reglas para suspender las transacciones con valores cuya volatilidad de precio exceda los límites establecidos, a fin de permitir que los ánimos se calmen y que correctivos puedan ser aplicados. Grandes fluctuaciones afectaron los mercados financieros a comienzos de este año, siendo agravadas, paradójicamente, por medidas tomadas por el gobierno chino para atajar los descensos en las cotizaciones, el cual dispuso suspender las operaciones cuando la caída del índice llegara al 7% en una sola jornada, como sucedió en los días 4 y 7 de enero.

Pero como los inversionistas conocían esa regla, para adelantarse al cierre de las negociaciones aceleraron sus ventas cuando el descenso se acercaba al 7%, haciendo que la medida fuese contraproducente y aumentara las fluctuaciones en lugar de moderarlas.

La injerencia de los gobiernos en los mercados vía compras de valores, y restricciones como el control en China de las ventas trimestrales de títulos de una misma empresa por parte de grandes inversionistas, oscurecen la conexión de las fluctuaciones con los fundamentos económicos y estimula las reacciones en cadena.

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Gustavo Volmar