Grandes jugadores

La afición de los seres humanos por los juegos parece no tener fin. Los que dependen del azar, como las loterías y las ruletas, atraen a los que confían en que la suerte les favorecerá, llegando a veces a un nivel de adicción que arruina sus vidas y sus hogares. Los que dependen más de las habilidades de los jugadores, atraen a las personas amantes de la competencia y los desafíos.

Los juegos electrónicos han venido reemplazando a los juegos de mesa, y varios fabricantes importantes de estos últimos han ido cambiando sus ofertas en ese sentido, creando nuevos juegos y convirtiendo algunos de los tradicionales al formato de las computadoras, teléfonos, tabletas o las consolas de Sony, Nintendo y otras compañías.

La realidad virtual, con sus equipos de detección de movimiento, añadieron una dimensión adicional a esas experiencias.

Pero los fabricantes de juegos electrónicos son muy perceptivos. Se dieron cuenta que era mucho más lucrativo vender un juego a un precio asequible, o hasta regalarlo, siempre que los jugadores les compren cosas después, en lugar de venderlo más caro para que lo jueguen por su cuenta.

El internet les proveyó la vía para lograr ese objetivo, a través de juegos en que el usuario se conecta, compite con otros, y puede adquirir vidas, instrumentos, energía, propiedades, datos, armas y una gran variedad de otras cosas que les ayudan a completar sus misiones, conseguir puntos, superar obstáculos y vencer a sus rivales.

El negocio ha crecido, estimándose que las ventas de objetos virtuales llegarán a los US$25,000 millones este año, pero los estudios realizados revelan dos concentraciones inquietantes.

Por un lado, la mayoría de los jugadores compran muy pocas cosas adicionales, y dos terceras partes de los ingresos provienen de quienes gastan cien dólares mensuales o más.

Y, por el otro lado, el 45% de los ingresos está concentrado en los diez juegos más vendidos.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar