Inteligencia artificial

Las oscilaciones que han afectado las economías de numerosas naciones hacen pensar que ha faltado inteligencia para lidiar con esos problemas.

Es irónico, por lo tanto, que uno de los principales temas tratados este año en la reunión del Foro Económico Mundial, entre cuyos participantes se encontraban muchos de los responsables de lo que ha venido sucediendo, haya sido la inteligencia artificial, cuando al parecer lo que se necesita más es una fuerte dosis de la inteligencia común y corriente de tipo natural.

Un reporte presentado en la reunión pronostica que desde ahora hasta el 2020 unos 7.1 millones de empleos serán reemplazados por robots en 15 países que en conjunto representan las dos terceras partes de la fuerza laboral mundial, el 66% de ellos en labores administrativas, 23% en la industria y 7% en la construcción y minería. Como se prevé que dos millones de puestos de trabajo serán creados por la automatización en informática, ingeniería, finanzas y ventas, la pérdida neta proyectada de empleos sería de 5.1 millones. Del total de desplazados, el 58% serían hombres y el 42% mujeres, pero de los nuevos trabajos, el 72% serían para hombres y sólo el 28% para mujeres, acentuando el desequilibrio de género.

Aunque la pérdida neta, como porcentaje del total mundial de empleos, no luce ser apocalíptica, el informe anticipa una tendencia progresiva y pronostica cambios en las habilidades más demandadas, ascendiendo la creatividad y el pensamiento crítico, y descendiendo el control de calidad y la negociación.

Las predicciones no fueron tan dramáticas como las de Stephen Hawking, quien vislumbra el fin de la Humanidad por causa de la inteligencia artificial.

De hecho, los optimistas sostuvieron que estimulará el crecimiento económico y la creación de riqueza, en tanto que los pesimistas expresaron que la dependencia de las máquinas nos terminará convirtiendo en sus siervos.

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Gustavo Volmar