Menú de objetivos

Una etapa de incertidumbre económica parece haber comenzado. Grietas aparecen en diferentes esferas de actividad y parámetros antes aceptados están siendo cuestionados. Países desarrollados se rebelan contra el orden institucional que ellos mismos crearon, dejando un vacío potencial que afecta al resto de las naciones.

Asistimos como espectadores a esos cambios, sin poder influir sobre ellos. Tememos que sobrevenga un escenario que detenga los avances logrados hasta ahora. Una combinación ominosa sería dada por un alza considerable en el precio del petróleo, sumada a restricciones a nuestras exportaciones por causa de barreras arancelarias, un declive del turismo resultante de un menor crecimiento económico mundial, gravámenes a las remesas de los dominicanos residentes en el exterior, un fortalecimiento del dólar que perjudique nuestra competitividad, y un incremento en las tasas de interés que encarezca el costo de la deuda externa y nos obligue a elevar las tasas internas. Añádase a todo eso un descenso en las inversiones extranjeras atraídas por mayores rendimientos y menores tributos en sus lugares de origen, y tendremos un inquietante cuadro que debería estresarnos durante el día y desvelarnos por la noche.

Afortunadamente ésa es sólo una perspectiva extrema y no se sabe lo que va a suceder. No lo sabemos nosotros ni tampoco las naciones más poderosas del mundo, lo que deja abierta la posibilidad de que lo que suceda no sea tan perjudicial, y hasta pudiera ser favorable en ciertos aspectos. Como no sabemos qué pasará, y no podemos influir sobre los acontecimientos, nos queda tomar las medidas preventivas a nuestro alcance. Recortes de gastos superfluos, reforzamiento de las reservas de divisas, búsqueda de nuevos mercados de exportación, reducción de necesidades de financiamiento y remoción de obstáculos al incremento de la productividad, están dentro del menú de objetivos a lograr.

Gustavo Volmar