Pasar desapercibidos

Habría que remontarse muy atrás en la historia para encontrar un presidente cuyo futuro ejercicio gubernativo esté rodeado de tantas interrogantes. El día, sin embargo, ha llegado, y Trump asumirá el mando de una nación determinante para la economía dominicana. La sola perspectiva de lo que hará ha hecho depreciar monedas, cambiar importantes decisiones de inversión, proferir advertencias, movilizar alianzas y sacudir mercados. Sus próximas ejecutorias están aún sujetas a debate, pero a medida que fueron pasando los días desde su triunfo electoral se fue debilitando la esperanza de que, ya como presidente, actuaría diferente a como se comportó como candidato.

En este confuso escenario político, nuestro país es un simple espectador. Poco podríamos hacer para influir en lo que sucederá en lo adelante. Nos conforta el parecer de que siendo tan pequeños podremos pasar desapercibidos, librándonos de embestidas económicas como las sufridas por México, por no hablar de las amenazas políticas y militares dirigidas a China, Irán y Corea del Norte. Esperamos que no haya problemas con nuestras zonas francas, o con las remesas de los dominicanos ausentes. No somos receptores, después de todo, de grandes inversiones industriales, blanco de ásperas críticas, y en realidad no disfrutamos de un superávit comercial con los EE.UU. que atraiga una indeseada atención sobre nosotros.

Pero sería ingenuo pensar que cambios significativos en el entorno económico no nos afectarán, sea para bien o para mal. Asuntos como las relaciones de los EE.UU. con Cuba, la demanda y oferta de petróleo, el precio del oro, la cotización del dólar, las decisiones de tasas de interés, el destino de los acuerdos comerciales, las iniciativas ambientales, la política de inmigración y otros temas fundamentales nos impactarán sin que podamos evitarlo.

Hay que confiar en que las instituciones estadounidenses podrán superar los desafíos.

Gustavo Volmar