Pedaleando sin rueditas

Es común que la primera bicicleta de un niño tenga dos rueditas auxiliares, una de cada lado, a fin de ayudarle a mantener el equilibrio. Cuando más adelante, habiendo ya aprendido a montar, esas rueditas son removidas, el niño se siente más independiente y seguro de sí mismo, capaz de balancearse por sus propios medios.

Nuestro país ha estado alcanzando altas tasas de crecimiento económico sin sacrificar la estabilidad de los precios internos y del tipo de cambio peso-dólar. Ha contado para ello con el apoyo de una creciente deuda externa, que ha hecho las veces de una de las dos rueditas de la bicicleta, pues con los dólares recibidos hemos podido preservar la estabilidad cambiaria. Y, como la segunda ruedita, hemos contado con el crecimiento de la deuda pública interna, una parte para financiar gastos públicos vía los bonos de Hacienda, y la otra para retirar dinero de circulación vía los valores del Banco Central.

Pero hay una diferencia entre la bicicleta y el país. Nada obliga a que las rueditas de la bicicleta sean removidas, existiendo casos en los que al niño se le compra una nueva y la anterior es traspasada a un hermano menor con sus rueditas puestas. La deuda, sin embargo, no es transferible a otro país y ya está absorbiendo una cuantiosa porción del presupuesto nacional y del PIB, aún si se sigue incumpliendo el plan original de capitalización del Banco Central.

Desmontar la dependencia de la deuda involucra el riesgo de afectar el crecimiento de la economía, sea que se haga vía recortes de gastos públicos o por medio de una reforma que aumente las recaudaciones fiscales. A largo plazo podríamos esperar que un aumento en la producción compense los efectos, pero a corto plazo detener el endeudamiento implica disminuir la demanda de bienes y servicios por parte del Estado o del sector privado.

Un nuevo período gubernativo se inicia mañana. ¿Serán quitadas las rueditas?

Gustavo Volmar