Realidad disminuida

El juego en sí mismo involucra un aumento de la realidad en la que vivimos, añadiéndole elementos virtuales, visibles sólo a través de las cámaras de nuestros teléfonos inteligentes. Pero otra realidad que le concierne, la relativa a sus consecuencias económicas para las empresas que lo crearon y están difundiéndolo, sufrió una disminución inesperada esta semana.

La compañía Nintendo, promotora del juego Pokemon GO, echó un balde de agua fría sobre las cabezas de los inversionistas. Esas cabezas, muy reales, han estado enfebrecidas por la acogida que el juego ha tenido a nivel mundial, tanto donde se ha puesto a circular oficialmente como también en otros lugares donde la aplicación ha sido bajada por canales subrepticios. Partiendo de que el altísimo número de usuarios que se proyecta es como una mina de oro lista para ser explotada, invirtieron en las acciones de Nintendo esperando que su precio siguiera en aumento.

En última instancia, sin embargo, el precio de las acciones de una empresa depende de su capacidad para generar dividendos y ganancias de capital, y Nintendo declaró que Pokemon GO tendrá un impacto limitado sobre sus beneficios y que no planea revisar por ahora sus estimados previos de ingresos. Las acciones bajaron 18% después de la declaración.

A pesar de eso, muchos analistas siguen apostando a que los efectos económicos del juego se sentirán más adelante, por lo que consideran que la reacción a la declaración fue exagerada y será revertida. En todo caso, aún en su punto más bajo después del descenso, el precio por acción estaba un 60% por encima de su nivel a principios de este año.

El optimismo surge además por la perspectiva de que otros caracteres virtuales de Nintendo, como los de Super Mario y Zelda, puedan también tener su realidad aumentada. En ésos y otros casos la clave del éxito será hacer de sus usuarios una fuente de ingresos por publicidad y compras en línea.

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Gustavo Volmar