Regreso al arrastre

La preponderancia que la presidencia tiene en la estructura política del país, así como el predominio del gobierno central en la economía del sector público, se revelan en las encuestas electorales, no por los números que éstas contienen sino por el rango de su enfoque.

La atención de las encuestas se concentra sobre las candidaturas a presidente y vicepresidente, mostrando las preferencias de los votantes y sus variaciones, rasgos de los candidatos, reacciones ante sus planteamientos y elementos similares. Escasa o ninguna atención reciben los candidatos locales, salvo unos pocos de mayor visibilidad que los demás, siendo también limitados los medios de difusión de sus propuestas.

Hay una razón poderosa para esa diferencia, pues el enfoque de las encuestas es guiado por el interés en sus resultados y éste es mayor para las candidaturas nacionales. Pero hay otras razones también.

Con la reunificación de los comicios ha regresado el poder de arrastre de la presidencia sobre las demás posiciones en juego, situación que fue mitigada cuando se aplicó la separación de fecha entre comicios nacionales y locales. Y queda además puesta en evidencia la limitada autonomía económica de los estamentos provinciales y municipales.

El control del gobierno central sobre la asignación y desembolso de los recursos presupuestales coloca a los demás segmentos del Estado en una posición de dependencia que reduce su importancia. El resultado nacional, en ese sentido, es crítico para el desenvolvimiento de esos otros organismos estatales, cuya labor puede ser apoyada o comprometida por las decisiones centrales.

Aún para inversiones y gastos que deberían corresponder a entes locales, como el arreglo de calles y pequeñas edificaciones, se recurre con frecuencia al presidente para que sean llevadas a cabo. Por efecto de esa situación decae el valor de las propuestas locales y la representatividad del sistema político.

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Gustavo Volmar