Terminado el proceso

Los resultados de las elecciones del domingo confirmaron la importancia del entorno económico para la determinación de las preferencias de los votantes. Confirmaron también la tendencia a la continuidad que prevalece en nuestro contexto social, donde las posiciones conservadoras son dominantes.

La combinación de ambos factores, crecimiento económico con actitudes adversas a los riesgos, crean una dinámica difícil de superar a favor de la permanencia de los gobiernos en ejercicio. Se requieren fuerzas poderosas para romper esa dinámica, las cuales no estuvieron presentes en esta ocasión.

Existen, por supuesto, segmentos empobrecidos que anhelan un cambio en la conducción gubernamental, y hay también indicios de que las evidentes desigualdades económicas son una fuente de malestar, pero no fueron suficientemente agudos como para provocar una transformación en el comportamiento del electorado.

En un medio social donde la preocupación dominante consiste en mejorar la situación presente, y en el que la previsión respecto del porvenir ocupa un segundo plano en la atención de la población, no es significativo el papel que pueden jugar consideraciones acerca de la sustentación del esquema seguido hasta ahora.

Se limita a una exigua minoría debatir si los programas de ayuda, los subsidios y la expansión del aparato estatal son sostenibles en condiciones donde la deuda pública dejara de crecer. Se tendrían que evaluar las consecuencias de un eventual recorte, o de las modificaciones tributarias que serían requeridas para poder financiarlos.

En ambos casos habría cambios que impactarían sobre la opinión pública, siendo necesario decidir asumir sus efectos para hacer el modelo económico sustentable a mediano plazo.

Esa nueva fase del proceso, aún no asumida por la mayor parte de la población, deberá comenzar en poco tiempo, ya dejadas atrás las restricciones que la campaña electoral impuso.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar