Un acuerdo favorable

Desde nuestra parte de isla en este Caribe caluroso, es probable que el acuerdo a que los EE.UU. y otras naciones han llegado con Irán parezca irrelevante, pero siendo importadores de petróleo, nos conviene que la producción iraní retorne a los niveles anteriores a las sanciones que le fueron impuestas por las Naciones Unidas. No hace falta que importemos petróleo iraní para que eso suceda. Es suficiente con que la oferta de petróleo aumente para que su precio siga bajo.

Eso no ocurrirá de inmediato, pues poner en marcha instalaciones que han estado cerradas durante años, algunas con equipos obsoletos, tomará el resto de este año y parte del 2016. Pero el mercado opera en base a expectativas y proyecciones, por lo que la perspectiva del alza en la oferta mantendrá una presión descendente sobre el precio, contrarrestando el efecto contrario que tendría un potencial crecimiento económico más rápido en Europa, Japón u otras naciones.

A corto plazo, Irán podría aumentar sus exportaciones de petróleo utilizando las existencias que ha acumulado durante la vigencia de las sanciones, pero se desconoce su magnitud real y la disposición del gobierno al respecto.

Se estiman en US$100 mil millones los activos iraníes bloqueados que empezarían a ser devueltos a finales de este año. Con esos recursos y otros obtenidos de fuentes externas en los próximos meses, Irán podrá hacer las inversiones que requiere su infraestructura productiva.

Tres incógnitas, con implicaciones sobre sus costos de producción, serán los futuros niveles del valor del rial, su moneda, hoy a cerca de 32,700 por dólar, la tasa de inflación, actualmente de 16% anual, y el tipo de interés, ahora del 20%.

Luce improbable que el Congreso estadounidense pueda impedir la entrada en vigor del acuerdo, pues Obama ya dijo que vetaría cualquier intento de hacerlo y para superarlo sería necesario el voto de dos tercios de los legisladores.

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Gustavo Volmar