Vinos en diciembre

En estos días de diciembre, cuando el espíritu festivo se apodera de los ánimos, y la brisa fresca invita a tomar una que otra copa de vino, es probable que en la mayoría de los casos hayamos escogido algún vino chileno para celebrar. Por su precio y calidad, resultan ser los más frecuentemente preferidos.

Igual pensaban los estadounidenses hasta hace quince años, en lo que toca a vinos procedentes de Latinoamérica. Su más cercano competidor, la Argentina, representaba apenas el 1% de las importaciones de vinos de los EE.UU., mientras los chilenos llegaban al 4%. Ambos han ganado terreno desde entonces, pero la diferencia entre ellos se ha cerrado, representando cada uno cerca del 9% del volumen importado, y en términos de valor, los argentinos están tomando la delantera.

El avance de los vinos argentinos es un ejemplo de que si se tienen condiciones naturales propicias, fuertes inversiones en plantaciones, tecnología, equipos y facilidades de añejamiento pueden transformar la capacidad de exportación de una nación. La experiencia y conocimiento de los chilenos en materia de mercadeo y publicidad, fueron compensadas por los fabricantes argentinos, varios de ellos empresas subsidiarias de compañías estadounidenses y europeas, en algunos casos con la ayuda de chilenos contratados con esa finalidad. Las plantaciones fueron renovadas, variedades comunes de uva fueron sustituidas por otras de mayor calidad y rendimiento, las etiquetas de las botellas fueron modernizadas, y fue desarrollado un esfuerzo consciente de promoción en el exterior.

Argentina es el quinto mayor productor mundial, mientras que Chile ocupa el noveno lugar, pero en exportaciones Chile la supera. Por supuesto, tanto los vinos argentinos como los chilenos son considerados en los EE.UU. en la categoría de precios módicos, inferiores a los de muchos productores de California, por no hablar de los más cotizados vinos franceses.

Gustavo Volmar