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La bomba de tiempo en el corazón de Europa (I DE II)

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La bomba de tiempo en el corazón de Europa (I DE II)
Un mendigo sin hogar pide dinero al lado de cajeros automáticos de un banco en París.

Francia y el euro. Por qué Francia se podría convertir en el principal peligro a la moneda única europea 

Por el momento la amenaza del colapso del euro ha disminuido, pero curar a la moneda única requerirá años de dolor. La presión para la reforma y los recortes presupuestarios son más fieros en Grecia, Portugal, España e Italia, que esta semana sufrieron huelgas masivas y enfrentamientos con la policía. Pero más adelante se vislumbra un problema más grave que podría empequeñecer a cualquiera de estos: Francia.

El país siempre ha estado en el corazón del euro, al igual que de la Unión Europea. El presidente François Mitterrand luchó por la moneda única debido a que esperaba incrementar la influencia de Francia en una Unión Europea que de otra manera podría caer bajo la influencia de una Alemania unificada. Francia ha ganado con el euro: está tomando prestado a tasas bajas récord y ha evitado los problemas del Mediterráneo. Sin embargo, antes de mayo, cuando François Hollande se convirtió en el primer presidente socialista del país desde Mitterrand, Francia había cedido el liderazgo de la crisis del euro a Alemania. Y ahora su economía también luce cada vez más vulnerable.

Como explicamos en nuestro informe especial, Francia todavía cuenta con muchas fortalezas, pero sus debilidades han sido puestas al descubierto por la crisis del euro. Durante años ha estado perdiendo competitividad ante Alemania y la tendencia se ha acelerado en la medida en que los alemanes han recortado costos y promovido grandes reformas. Sin la opción de devaluación de la moneda, Francia ha recurrido a gasto público y deuda. Aun mientras otros países de la UE han reducido el alcance del estado, en Francia ha crecido para consumir cerca del 57% del PIB, la proporción más alta de la eurozona. Debido a su fracaso en equilibrar un solo presupuesto desde el 1981, la deuda pública se ha elevado de 22% del PIB entonces a más del 90% ahora.

El clima de negocios en Francia también ha empeorado. Las compañías francesas están sobrecargadas por regulaciones excesivamente rígidas laborales y de los mercados de producción, impuestos excepcionalmente altos y los cargos sociales más fuertes de la eurozona sobre la nómina. No es de sorprender que no haya nuevas compañías.

Francia tiene menos pequeñas y medianas empresas, el motor de crecimiento del empleo de hoy, que Alemania, Italia o Gran Bretaña. La economía está estancada, podría caer en recesión en este trimestre y apenas si crecerá el año que viene. Más del 10% de la fuerza laboral y más del 25% de los jóvenes están desempleados. El déficit de la cuenta corriente externa ha cambiado de un pequeño superávit en 1999 a uno de los déficits más grandes de la eurozona. En resumen, demasiadas de las empresas francesas no son competitivas y el inflado gobierno del país está viviendo más allá de sus medios.

Francia todavía cuenta con muchas fortalezas, pero sus debilidades han sido puestas al descubierto por la crisis del euro.

Durante años ha estado perdiendo competitividad ante Alemania y la tendencia se ha acelerado en la medida en que los alemanes han recortado costos y promovido grandes reformas.

© 2012 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved.

De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com