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Cerrando la brecha

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Cerrando la brecha

Desempleo en los Estados Unidos. El mercado laboral de los Estados Unidos ha sufrido daños permanentes 

Se tardó solo un mes para que se desinflara la burbuja de entusiasmo que surgió por la economía estadounidense a principios de año. El crecimiento del empleo se ralentizó drásticamente en diciembre, y se mantuvo débil en enero, lo que sugiere que no solo el mal tiempo es culpable.

La tasa de desempleo, sin embargo, cuenta una historia más alegre: disminuyó a 6.6% en enero de 7% que era en noviembre. En efecto, dentro de poco podría llegar al umbral del 6.5% en el cual la Reserva Federal podría considerar aumentar las tasas de interés.

El número de desempleados desde hace algunos años ha estado enviando un mensaje extrañamente optimista acerca de la recuperación de los Estados Unidos. Sin embargo el Fed y otros investigadores han minimizado su significado, vinculando la tasa menos a un dinamismo de la demanda que a un suministro estancado, cuando los trabajadores desalentados dejan de buscar empleo. El 11 de febrero Janet Yellen, en su discurso inaugural ante el congreso como presidente del Fed, llamó la recuperación del mercado laboral "lejos de estar completa" y declaró que ella consideraría "no solo la tasa de desempleo" para decidir cuándo declararlo remediado.

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Aun así, las investigaciones recientes sugieren que la tasa de desempleo está comunicando algo importante. Es solo que el mensaje es deprimente: el suministro de trabajo en los EEUU podría estar permanentemente atrofiado. De ser así, eso significaría que la economía está operando más cercana a su potencial - utilizando todo el capital y mano de obra disponible - de lo que generalmente se piensa, y que hay menos presión a la baja sobre la inflación de lo que el Fed ha asumido.

El determinar la brecha entre la producción actual y potencial es difícil debido a que el potencial, siempre difícil de discernir, es más incierto de lo usual. En un informe reciente Lewis Alexander de Nomura Securities, un banco, calculó la brecha de la producción utilizando tres indicadores diferentes del mercado de trabajo (ver gráfico). La proporción de personas con empleo disminuyó de 63% de la población a finales del 2007 a menos de 59% en el 2009. Desde entonces apenas se ha movido, lo que sugiere que la brecha de la producción no se ha cerrado. Por el contrario, la tasa de desempleo es 1.1 puntos porcentuales por encima de su "tasa natural" estimada de 5.5%, lo que sugiere que la mayor parte de brecha de la producción ha desaparecido. Finalmente, si uno mira solo a los que han estado desempleados por menos de seis meses, la brecha de la producción parece haberse cerrado por completo.

El decidir qué medida utilizar involucra determinar por qué tantas personas han abandonado la fuerza laboral. La tasa de participación laboral (que mide los que trabajan o los que buscan trabajo) ha disminuido a 63% de 66% que era en el 2007. La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) atribuye solo una tercera parte de esa disminución a los trabajadores desencantados que temporalmente han suspendido la búsqueda de trabajo. El resto lo atribuye a la demografía, en la medida que los baby boomers se jubilan temprano, o a personas que hace tanto tiempo no tienen trabajo que han suspendido la búsqueda de manera permanente. Esta es una de las razones por las que la OPC ha revisado a la baja drásticamente su estimado del potencial de los Estados Unidos, y con esta, el tamaño de la brecha de la producción, que ahora se encuentra en un poco por encima de 4% del PIB. Si el estimado del potencial de la economía no hubiese sido reducido desde el 2008, la brecha sería de 10% del PIB.

De manera que si la tasa de desempleo está subestimando la brecha de la producción, no es por mucho. En efecto, para los fines del Fed, hasta podría estar exagerando la brecha. Eso se debe a que mientras más tiempo dura una persona desempleada, menos atención recibe de parte de los reclutadores y hace un menor esfuerzo por encontrar trabajo. Como resultado no representan gran cosa en la curva de los salarios.

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En el 2005 Ricardo Llaudes del Banco Central Europeo determinó que el desempleo a corto plazo prevé la inflación en las economías europeas mejor que el desempleo total. Eso era menos cierto en los Estados Unidos, donde el desempleo a corto y largo plazo han tenido la tendencia a moverse juntos. Pero los dos recientemente se han dividido, con el desempleo a largo plazo disminuyendo con mayor lentitud.

Varios investigadores del Banco de Reserva Federal de Nueva York recientemente reexaminaron la relación y encontraron que el desempleo a corto plazo explica mejor por qué el crecimiento salarial no ha caído aún más. Sin duda, la inflación misma ha caído a un poco más de 1%, muy por debajo de la meta de 2% del Fed. Pero el informe que acompaña el testimonio de Yellen le atribuye algo de esto a la caída de los precios de los productos básicos y a un dólar fuerte. Señala que el crecimiento de los salarios ha sido débil pero que los costes laborales unitarios, que ajusta los salarios a la productividad, se están incrementando a aproximadamente el mismo ritmo que antes de la recesión.

Eso no significa que el Fed tenga que elevar las tasas de interés ahora dado lo bajo que está la inflación. Pero si la inflación sube, "este debate se convierte de inmediato en el centro de atención", dice Alexander.

Por supuesto el Fed podría permitir que la inflación suba por encima de su meta con la esperanza de reducir aún más el desempleo. Yellen desempeñó un papel central en la adopción de una estrategia que lo permite. Pero podría estar luchando una batalla perdida. Una investigación no publicada de Alan Krueger de la Universidad de Princeton determinó que en el 2010 cerca del 18% de los desempleados a largo plazo abandonó la fuerza laboral cada mes. Desde entonces esa cifra ha subido a 24%. Entretanto, la tasa en la que se encuentra trabajo ha disminuido a 10% por mes. El trabajo que encuentran con frecuencia es transitorio o a medio tiempo. Por tanto, con cada mes que pasa, un mayor número de los desempleados están a la deriva de los márgenes del mercado laboral en lugar de reingresarlo. Más estímulo monetario y fiscal podría haberles salvado hace unos años, pero ahora serían de mucha menor ayuda.

Las autoridades tendrán que hacer mayores esfuerzos para hacer a los que han estado desempleados por mucho tiempo nuevamente aptos para el empleo. Recientemente Barack Obama persuadió a varios cientos de empresas a prometer que no discriminaría contra ellos. Desafortunadamente, eso probablemente no sea suficiente.

© 2014 The Economist Newspaper Limited. All rights reserved. De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com